jueves, 30 de abril de 2009
ERA ALTO, GALLARDO...
...apuesto, distinguido en el trato, pensador profundo y caballero.Sus ascendientes paternos eran gente de toga y los maternos infanzones.Tenía un temperamento de los que no se arredran ante nada. Su inteligencia abrazaba todos los conocimientos casi y los profundizaba. En su carrera tormentosa y movimentada parece dispersar de una manera pródiga sus estudios y facultades. Derecho, teología, exégesis, filosofía, fisiología, medicina, matemáticas, astronomía, geografía, etnografía, lenguas antiguas y modernas, todo lo abarca, todo lo profundiza. Agitado por una inquietud secreta, hállase poseído de una insaciable necesidad de movimiento, va de ciudad en ciudad atravesando Europa, sin fijarse jamás definitivamente en sitio alguno, como impelido por una fuerza superior.Zaragoza, Barcelona, Tolosa, Bolonia,Ferrara, Mantua, Augsburgo, Estrasburgo, Zurich, Basilea, Lyón, París, Charlieu, Vienne y Ginebra vieron su presencia...siempre fue ávido de discusión, de lucha, marchando de tempestad en tempestad, de peligro en peligro...
Desde niño fue ya aficionado al estudio, y muy joven aún leía los textos de los libros de la biblioteca real y ya los interpretaba, los comentaba o los discutía según le dictaba su razón.
Con su carácter caballeresco e independiente le pareció que el progreso no consistía en pasar de un yugo a otro, ni en cambiar de servilismo. Si la libertad de examinar no era una simple arma de combate para cambiar de dogma, él podía, estudiar y comprender y deducir todo lo que su razón le sugiriera; más a más cuando las conclusiones él las hacía sin pertenecer a organización alguna que se las impusiera...su única intención era la de predicar la verdad tal como él la concebía y la sentía. Esto fue lo que le expuso a todos los peligros, a todas las calumnias, a todas las persecuciones. (continuará).
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