lunes, 27 de abril de 2009

EL LIBRO Y LA CRISIS.

Cerca de 100.000 personas visitan cada año el Salón del Libro de Ginebra, entre ellas muchos jóvenes y niños.
El libro, un valor refugio en tiempos de crisis
A pesar de los juegos electrónicos, Internet y miles de opciones de ocio, el libro es el pasatiempo favorito de los suizos incluso en tiempos de recesión económica. Es lo que se desprende del Salón Internacional del Libro y la Prensa de Ginebra, que concluye este domingo.
"¿Qué libros se llevaría a una isla desierta?" La clásica pregunta evidencia la importancia que otorgamos a los libros. ¿Qué vale la pena llevarse cuando uno decide renunciar a todo lo que nos rodea? No joyas ni otros artículos de lujo, sino libros.

Tras la llegada de los nuevos medios, sobre todo de Internet, algunos auguraron la muerte del libro; sin embargo, éste sobrevive incluso en tiempos de crisis, como demuestra el Salón del Libro y la Prensa de Ginebra, De hecho, este año la feria ha tenido que extender en algunos miles de metros cuadrados su superficie de exposición para acoger a una cincuentena de editores.

Esta tendencia se observó también en otras grandes ferias europeas celebradas en lo que va de año. El número de personas que visitaron la última edición del Salón del Libro de París, por ejemplo, aumentó un 20% y las ventas se incrementaron entre un 20 y un 30%.

Pasatiempo poco caro.
"Tanto en París como en la Feria del Libro de Bruselas, este año hemos mejorado los resultados", señala Olivier Parault, responsable del sector comercial de la editorial Gallimard. "Se percibe cierta ralentización sobre todo en la gran distribución. Pero si un editor dispone de un 'bestseller', puede olvidarse prácticamente de la crisis: los lectores que esperan un libro, vienen comprarlo".

Según el colaborador de la gran casa editorial francesa, la recesión golpeará probablemente mucho menos al libro que otros artículos de consumo. "El libro es algo así como un valor refugio en periodo de crisis. Muchas personas se inclinan por opciones de ocio menos costosas y el libro entra en esta categoría".

Un dato sorprendente

"Tal vez sorprenda, pero la gente lee cada vez más en la era de Internet. Y en Québec el público se inclina cada vez más por la literatura nacional o regional, mientras hasta ahora dominaban sobre todo los libros de gran tirada que provenían de grandes capitales, como París", agrega Daniel Haillot.

Fue lo que motivó a Vermillon a regresar este año a Ginebra: "Diversos clientes nos explicaron que, si vienen al Salón del Libro, es para descubrir otras literaturas, para encontrar obras que encuentran en sus librerías".

Una misión que el la feria ginebrina asumió hace muchos años: dar a conocer otras culturas, extendiendo los horizontes más allá del mundo francófono.
Después de Italia, Argelia, Rusia y Egipto, el país invitado en esta edición fue Turquía, que presentó su literatura a través de exposiciones, debates y encuentros con escritores.

Un escaparate cultural
Numerosas otras culturas -de Alemania a Japón, pasando por el Tíbet- están presentes este año en el Salón del Libro y la Prensa, que desde hace años constituye un importante evento para organizaciones no gubernamentales como Amnistía Internacional, Reporteros sin Fronteras o Greenpeace.

"Para nosotros es un marco óptimo para fomentar el conocimiento recíproco y transmitir una imagen diferente del Islam", explica Adel Mejri, presidente de la Liga de Musulmanes de Suiza, que dispone de un 'stand' propio en la feria. "Queremos mostrar un rostro de la cultura y la religión musulmanas que se aleja de los miedos y prejuicios habituales".

Los representantes de las asociones 'Pro Grisones italianos' y 'Lia Romanche' también regresan año tras año a Ginebra para tratar de acercar su cultura al público "Desde hace 23 años venimos al Salón del Libro. Nuestro objetivo no es tanto vender, sino más bien representar nuestra identidad lingüística y cultural, que desconocen también muchos suizos", subraya Edoardo Torri.

Jóvenes lectores
Como cada año, el Salón dedica un espacio privilegiado a los jóvenes y niños que, a pesar de Internet, los móviles y los juegos electrónicos, no parecen haber perdido el placer de la lectura.

"Hoy las opciones de ocio son múltiples. Muchos jóvenes que descubren los libros se convierten en lectores asiduos. Nosotros tratamos de despertar en ellos el interés por la lectura", señala un maestro ginebrino que acompaña a uno de los numerosos grupos de estudiantes que recorren los 'stands'.

"Muchos se sorprenden al ver que los jóvenes leen volúmenes de 600 o 700 páginas, como el de Harry Potter. Hace unos veinte años que nosotros observamos un creciente interés del público joven en los libros", confirma Olivier Parault.

De swissinfo,

2 comentarios:

equispetrece dijo...

No me extraña que el libro sea una solución en tiempos de crisis. Yo lo veo en mi casa. Mis hermanos como no tienen mucha pasta pues se van a la biblioteca pública y se sacan libros de préstamo sin parar. Y esto es bueno. El leer nos ausenta de los problemas. Y esto parece que ocurre en todas las latitudes. El libro nos acompaña...

Naranco dijo...

Soy Naranco. Marce ya sabes que a nosotros siempre nos gustó el libro, la revista, el periódico, es decir, mejor que el libro, nos gustó y nos sigue gustando leer. Es algo que va con nosotros. Así que no me extraña que en Europa ocurra lo mismo. Yo creo que tanto Internet como los nuevos formatos todos soportan la lectura. Al que le gusta leer, lo necesita, y leerá en las estrellas.