Leo la prensa de hoy y me llama la atención la cantidad de veces y ocasiones en las que se utiliza la expresión de "héroes".
Los héroes aparecen por todas partes: hay héroes del deporte, hay héroes de la vida cotidiana, hay héroes en las casas, héroes como "rosquillas"...
Así un entrenador consigue ascender un equipo de tercera a segunda o de segunda a primera o de regional a otra regional superior y es un "héroe" y también lo son los jugadores, el presidente el utilero y el alcalde de la localidad.
Un jugador marca el gol de la victoria o el empate y es también denominado como tal.
Y en todas las especialidades. Si es el ciclismo son "los héroes del pedal" y si logran ganar una etapa alpina o pirenaica son los "héroes de las Dolomitas" o del Aubisque"...
El llamado "deporte profesionalizado" está plagado de "héroes"...
Los miles de "escaladores" que repueblan el Everest por estas fechas vuelven a casa como "héroes de la montaña" y si dan la vuelta al mundo en un catamarán con toda la infraestructura .de apoyo comercial próxima y cercana son también así denominados...
En el tenis, en las olimpiadas, en los juegos del Mediterráneo o de cualquier parte los héroes son algo cotidiano y por abundantes y repetidos nada excepcionales con lo que no hacen apenas referencia a la definición clásica de héroe o heroína... Creo que se supervaloran, utilizando esta denominación, actividades que siendo destacadas y teniendo su dosis de diferenciación de lo cotidiano o normal no llegan sin embargo a merecer la denominación o el mérito de llevar tal sustantivo.
Lo héroe o el héroe tiene que ser algo donde el esfuerzo o el mérito sea tal que lleve a la entrega de la vida o el sacrificio de la muerte por el prójimo para merecer tal denominación. Yo así lo veo. Por eso me parece un uso excesivo e incluso inapropiado de tal término.
Estos días se rememora el desembarco de Normandía: ahí sí hubo héroes en el sentido clásico de sacrificio de vida por un ideal o por una meta de vida. El término héroe lo entiendo como la sublimación de un esfuerzo movido por un ideal de vida que lleva a una entrega total y decidida por un objetivo muy definido.
Volvamos a recuperar el término de héroe para cuando la ocasión lo merezca, cuando sea una excepción que merezca tal apelativo.
Según tengo entendido el concepto de héroe o heroína es el de una personaje destacado que por sus características físicas o de otro tipo es capaz de realizar cosas extraordinarias o actos que por lo general salvan vidas de personas en peligro y casi siempre el resultado es el sacrificio máximo, es decir, la muerte de forma gloriosa que permite salvar algo o a alguien por lo que es un servicio y ejemplo al género humano.
Como se dice en Wikipedia, en sentido amplio, se entiende como héroe:
"En ocasiones se considera «héroe» a la persona que salva a otras personas de un grave peligro, produciendo con ello un hecho noticiable o mediático. Igualmente se hablaba en el mundo socialista (Alemania, URSS) de «héroes del trabajo», aplicándose el término extensivamente a quienes mostraban muy especial dedicación o productividad en el trabajo. Modernamente se tiende a confundir, en ocasiones por motivos propagandísticos, políticos o sentimentales, a los «héroes» con las «víctimas» (los «héroes del 11/S», los héroes supervivientes de los campos de concentración, etc.), o simplemente con las personas famosas o célebres."
En estos momentos Nadal acaba de ganar el duodécimo trofeo de Roland Garros: es un record pero no una heroicidad. Tiene un mérito extraordinario y es un ejemplo de esfuerzo y lucha pero no lo denominaría como ya lo hacen muchos medios deportivos como una heroicidad.
Estoy un poco en línea con lo que
Perez Reverte escribe en uno de sus artículos titulado
"Héroes de ayer y hoy":
"A menudo, para conocer a un héroe, hombre o mujer, basta con acercarse al bar de la esquina, pedir un café y observar en torno. Caminar por la ciudad atento a los rostros, a las miradas, a la manera de situarse, también aquí, bajo un cielo del que los dioses emigraron hace tiempo, dejándonos la fría y dura soledad del hombre moderno, o del que siempre hemos sido. Quizá, si esos muchachos que buscan en un juego de ordenador o en una película de vampiros a los héroes de hoy estudiasen la expresión de su padre cuando, derrotado, vuelve a casa tras verse rechazado para un trabajo, la de su madre reventada tras lidiar afuera y adentro con la vida, la del hermano mayor que hace la maleta para jugársela lejos, allí donde consiga un trabajo y un salario dignos, comprenderían que los héroes no han muerto, sino que siguen vivos, muy cerca. Entre nosotros. Esperando una palabra de reconocimiento y el afecto de una sonrisa."
Pues eso.
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