jueves, 15 de junio de 2017

MI AMIGO PIET...

Recuerdo cómo descubrí a Mondrian. Fue en una exposición de la clase de dibujo que impartía  a chicos de catorce años que a final de curso realizaron los propios alumnos con sus dibujos de cuadros de las principales figuras de la pintura moderna...
Sus composiciones de líneas rojas, azules, amarillas y negras y cuadros de rectángulos y cuadrados equilibrados  en contrastes de colores y no colores... Cuando llegué a casa consulté con detalle la vida e historia de Mondrian y contemplé en libros, láminas y en la biblioteca el principio y desarrollo de su arte y a decir verdad me cautivó y pasó a ser uno de esos pintores que gustan y se hacen un hueco en la sensibilidad de uno. Me cautivó desde el primer momento su filosofía:
1) Siendo un pintor que evoluciona hacia la abstracción geométrica me gustó mucho cómo intenta encontrar la estructura elemental del universo o lo que se llamaba la "retícula cósmica" y cómo la intenta con el llamado nocolor blanco (es decir, todos los colores) y las líneas de nocolor negro (lo contrario, ningún color) e insertado o incluído en planos y rectángulos llenos de colores primarios que para él eran los colores elementales del universo.
Indicaba así eliminación de lo formal, la desaparición de  las curvas y todo lo que fueran texturas.
2) Defendía que el arte no debía de ser figurativo ni reproducción de objetos o paisajes o personas reales sino buscar todo lo que está más allá de lo físico o sensorial, o sea, buscaba lo absoluto...

Como se expone en Wikipedia "las pinturas más tempranas que muestran un vislumbre de la abstracción son una serie de cuadros de 1905 a 1907, en los cuales pinta escenas oscuras de árboles indistintos y casas con reflejos en agua que los hace casi aparecer como manchas de tinta de un proyectivo test de Rorschach. Sin embargo, aunque el resultado final deja ver el énfasis en las formas sobre el contenido, estas pinturas todavía se arraigan firmemente en la naturaleza, y es sólo por el conocimiento de estos logros de Mondrian que se llegan a reconocer las raíces de su abstracción futura.
Mondrian y su trabajo posterior fueron influenciados profundamente por los "Moderne Kunstkring" 1911 en la exhibición de cubismo en Ámsterdam. Su búsqueda por la simplificación se muestra en dos versiones del cuadro Stilleven met gemberpot (Naturaleza muerta con una olla de jengibre). La versión cubista, de 1911, y la abstracta de 1912, en la que el tema es reducido a una forma redonda con triángulos y rectángulos.

Entre 1911 y 1914 estuvo en París, donde recibió la influencia cubista. Volvió a Ámsterdam. Allí conoció, en 1915, a Van Doesburg, con el que fundó el grupo De Stijl en 1917. En torno a esta revista De Stijl (El estilo), publicada entre 1917 y 1926, se constituyó un grupo de artistas que recibieron la directa influencia de la "revolución cubista", entre los cuales Mondrian es el pintor más importante.

En 1919 regresó a París. En 1921 redujo su paleta a los colores primarios, blanco y negro. En 1930 se unió al grupo "Cercle et carré" y en 1931 a Abstraction-Création. En 1930 la estilista Lola Prusac crea para la Casa HERMÈS en París una línea completa de bolsos y equipajes directamente inspirados en las obras de Mondrian con recortes rojos, amarillos y azules.[1] En 1938 se marchó a Londres y en 1940 a Estados Unidos.

En la década de los años 1940, sus trabajos se volvieron más vívidos en ritmo como Broadway Boogie-Woogie o Victory Boogie-Woogie, menos estructurados al yuxtaponer áreas de colores brillantes y cálidos.
La teoría de Mondrian ha sido relevante en el siglo XX trascendiendo la pintura e influyendo en las demás expresiones estéticas: diseño, decoración, arquitectura, y escultura."
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 Ahora veo la referencia a una Exposición que descubre la evolución del llamado padre del neoplasticismo a través de trescientas obras desde su primer bodegón de 1891 hasta la última obra que dejó inacabada en 1944.
En el Museo Municipal de La Haya la exposición EL DESCUBRIMIENTO DE MONDRIAN tiene lugar desde el pasado día 3 hasta el 24 de septiembre. Me gustaría ir a verla.
Reúne 300 obras del holandés que van desde esa primera 'Cesta con manzanas' de 1891 (que no ha sido expuesta desde entonces) hasta la última, 'Victory Boogie Woogie', que dejó inacabada en su estudio de Nueva York al morir en 1944

Incluímos este video que resume el mundo artístico de Mondrian. Espero que guste.



FUENTES Y ENLACES:
Mondrian Wikipedia
Piet Mondrián, curiosidades
The Discovery of Mondrian
Las raíces de De Stijl

lunes, 12 de junio de 2017

NO PRESUMAS DE LEER...

Recuerdo haber escuchado muchas veces esta frase:" Es un paleto e ignorante. No ha leído un libro en su vida. ¿De qué va?..." O algo similar. Generalmente esto parte de alguien estudiado, casi seguro con algún título(que se le ha subido a la cabeza) universitario o diplomado que generalmente presume de tener en su casa una biblioteca con equis número de volúmenes y que olvida aquello de que "no todo está en los libros" En el fondo es hombre o mujer de letras que piensa que el mundo está compuesto por los que leen y los demás que no leen o leen poco. Pero se olvida que hay libros que no están en las estanterías de la casa o de la librería o de la biblioteca pública y que no tienen tapas ni ilustraciones pero que están ahí en la vida... es el libro de la vida, de la realidad cotidiana, de las personas que nos rodean que son amigas y/o enemigas o competidoras y que con su contacto y con su interacción producen una sabiduría muy equivalente e incluso superior a la que vemos en capítulos, en títulos más o menos llamativos y que convierten al lector ensimismado al "príncipe que todo lo aprendió en los libros"...
Leo en Letras Libres un artículo que viene  perfecto para esta reflexión y se titula Contra la arrogancia de los que leen" y dice así:

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Entre los numerosos motivos que suelen hacer que algunas personas se sientan superiores a las demás, uno bastante frecuente es el de haber leído. Hay gente que cree que, solo por haber leído unos cuantos libros a lo largo de su vida, tiene mayor autoridad ética o moral que la gente que no lo ha hecho. No solamente minusvaloran sus ideas y opiniones, sino que además a menudo convierten a esas personas en objeto de burlas.

Es curioso, porque el efecto debería ser justo el contrario. Se atribuye a Flaubert una frase que afirma que “viajar te hace modesto, porque te das cuenta del pequeño lugar que ocupas en el mundo”. Pues leer debería hacerte modesto también, ya que te permite advertir lo poco que sabes cuando hay tanto por saber. O te hace leer consejos como aquel con el que comienza El gran Gatsby, una de las mejores novelas del siglo XX: “Cada vez que sientas deseos de criticar a alguien, recuerda que no todo el mundo ha tenido tus ventajas”. Con solo hacer caso de esa recomendación, los lectores arrogantes ya reducirían a la mitad los méritos que hacen para recibir ese calificativo.

2
Los motivos por los cuales muchas personas no leen —la mayor parte de la humanidad, por cierto— son muy variados. En general se trata de una falta de gusto por la lectura, con frecuencia debido a que ese gusto no tuvo oportunidad de ser desarrollado, en muchísimos casos a causa de condiciones socioeconómicas (pobreza, marginalidad, instituciones educativas deficientes, empleos que demandan mucho tiempo y esfuerzo físico, etc.) que lo tornan muy dificultoso o virtualmente imposible, como bien lo sabía el padre del narrador de El gran Gatsby.

Sería deseable, desde luego, que esos obstáculos se eliminaran o se redujeran al máximo y que todo el mundo tuviera oportunidad de desarrollar el gusto por la lectura. Más allá de eso, en cualquier caso, es muy interesante en este sentido la mirada del escritor argentino César Aira, quien en un texto sobre literatura y best sellers afirma que a la gente que no lee ni quiere leer literatura “no hay que reprocharle nada, por supuesto; sería como reprocharle su abstención a gente que no quiere practicar caza submarina; además, entre la gente que no se interesa en la literatura se cuenta el noventa y nueve por ciento de los grandes hombres de la humanidad: héroes, santos, descubridores, estadistas, científicos, artistas; la literatura es una actividad muy minoritaria, aunque no lo parezca”.

3

Y, sin embargo, los reproches están ahí. Circulan todo el tiempo, y sin mayor cuestionamiento, en charlas, redes sociales y otros foros frecuentados por lectores. Para decirlo con Juan Domingo Argüelles:

“Una buena parte de la gente que lee libros de manera asidua y con hábito irreversible está convencida de que todo aquel que no tenga ese similar comportamiento […] está moral y culturalmente incompleto y carece de ciertos elementos definitivos y definitorios para comprender el mundo. A esta gente le ofende sobremanera que pueda cuestionarse o someterse a examen esa visión. Es natural: en dicho cuestionamiento, hay muchos que encuentran una impugnación y, más aún, una negación de ellos como modelos mejor acabados de la cultura escrita, los libros y la lectura. Se sienten ofendidos porque asumen que poseen una incuestionable superioridad sobre los que no leen”.

En su libro de ensayos Ustedes que leen, publicado en 2006, Argüelles sigue diciendo que esos lectores “de la conmiseración por los que no leen pasan, con mucha facilidad, a una arrogancia parecida al desprecio”. Y destaca lo “absurdamente paradójico” del asunto, ya que una persona que lee debería ser más tolerante con los demás. Y luego da un argumento muy parecido al de Aira:

“Una actitud así es tan incomprensible como sentir lástima y menosprecio por los que no gustan de la danza, el cine, la música, la pintura, el teatro, el fútbol, el golf, el tenis, el críquet, etcétera. La gente lee o no lee, y leer es mejor que no leer, como también saber jugar fútbol es mejor que no saber hacerlo…”

En la misma línea, el francés Albert Béguin, en un ensayo de su libro Creación y destino (publicado de manera póstuma en 1973), sostiene que la vocación de leer “no confiere ningún tipo de superioridad: hay gente que tiene otras vocaciones; hay gente que no leerá jamás y que no vale menos que los que son ‘leedores’ casi de nacimiento”.

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Desde estas páginas hemos ensalzado —y lo seguiremos haciendo— el valor de la lectura, la fuente de gozo que son los libros. La lista de beneficios de la lectura es extensa: favorece la concentración, la inteligencia, la empatía, el intercambio de información, hasta el desarrollo neuronal es diferente en una persona que lee. Leer es mejor que no leer. Lo digo y lo repito para que nadie vaya siquiera a sospechar en este texto un asomo de diatriba contra la lectura, los lectores o los libros.

Todo lo contrario: este es un intento, también, de contribuir con la difusión de la lectura. Porque si alguien que lee menosprecia a otros debido a que no leen, es probable que esos otros también rechacen y desdeñen al lector y, por añadidura, a los libros. Por eso los trabajadores argentinos coreaban “alpargatas sí, libros no” en 1945. Por eso John Carey, catedrático de literatura en la Universidad de Oxford, escribió en el prólogo a su libro Puro placer (2010), una recopilación de ensayos sobre clásicos, que “los no lectores encuentran a los lectores engreídos. Los lectores no llegan a comprender con qué llenan la cabeza los no lectores […] La distancia entre la gente que lee libros y la que no los lee es la mayor de todas las divisiones culturales; trasciende las diferencias de edad, clase y género”.

Si, en cambio, los que leemos somos capaces de aprender —de los libros o de donde sea— a ser humildes y dejar de lado esa arrogancia y cualquier arrebato de argumento ad hominem (“qué va a tener razón, si no leyó un libro en su vida”), sin duda servirá, como mínimo, para evitar esa repulsión natural por parte de los no lectores. En el mejor de los casos, será una recomendación; no de un libro en particular, sino de la lectura. Porque resultará una forma de aplicar eso que sabemos de manera intelectual y racional: una demostración práctica de que leer nos hace mejores personas.
ENLACES:
El artículo es de Cristian Vázquez y a mi me parece que es más que adecuado.
LETRAS LIBRES