martes, 23 de junio de 2009

ADIÓS LOZA SAN CLAUDIO



El pasado miércoles fue triste y alegre. Me explico: a instancias de mi compañera de viaje nos desplazamos a San Claudio, a la centenaria fábrica de Loza del mismo nombre. Fuimos a la tienda y al entrar me entristeció mucho el ver lo poco que restaba de aquella tienda llena de artísticas tazas, decorados platos, sorprendentes formas de soperas, fuentes de distintos colores y cristalerías durante años formados por hombres y mujeres que con cariño y mimo, uniendo la labor artesana con la industrial hacían del trabajo diario buen gusto y arte que con gusto llevábamos a nuestras mesas para acompañarnos en las mejores comidas, en las buenas ocasiones y en las menos buenas. Sólo pudimos recoger, tras quitarles el polvo del cierre y vámonos, del ere y del paro, los últimos platos, alguna cafetera y alguna forma artística individual de esta loza popular y tradicional. Esto último me reconfortó un algo pues los llevamos como la última oportunidad, como el último eslabón de una cadena rota para siempre. Y como el que encuentra un diente de dinosaurio o un fósil trilobite y lo lleva par la vitrina como un pequeño trofeo, como recuerdo ya final y último de Loza San Claudio. Mi homenaje a tantos hombres y mujeres que desempeñaron un trabajo perfecto y durante tantas generaciones.
Como profe y maestro recuerdo las visitas durante muchos cursos con los alumnos y alumnas que atendían con ilusión y sorpresa a los procesos de fabricación perfectamente explicados por los distintos guías(trabajadores de la misma empresa) desde las materias primas, pasando por el modelado y la pintura y esmaltado y posterior cocción en los gigantescos hornos tanto en los antiguos como en los modernos. La compra posterior en la tienda de los distintos productos cerámicos era entusiasta y la reacción de los padres lo mismo. Sirva estas líneas de recuerdo para siempre de esa Loza San Claudio que no debería de desaparecer.

3 comentarios:

Naranco dijo...

Es lamentable que en Asturias no sepamos o no podamos salvar una empresa creada hace mas de un siglo y que por su calidad exportaba y creaba riqueza y arte.

Andrés del Puente dijo...

¡Cuántas fiestas fueron celebradas con vajillas de San Claudio!Mi abuela y mis padres siempre tenían las de La Loza, unas veces las azules, otras las vajillas verdes y también las de rosas que a mí más me gustaban. Si se rompían siempre había repuesto. Lo peor fue cuando me cayó la sopera y no quedó más que la tapa. Menudo disgusto. Pero enseguida fue sustituida.Chao Marcelino.

Unknown dijo...

La verdad es que es una pena que halla cerrado la fábrica,tendré que conservar mi vajilla como oro en paño...espero que nos hallais cogido el ultimo repuesto.
Besos desde la tierra de los incas......ana y pablo