jueves, 5 de enero de 2012

¿QUÉ ES LA ESTRELLA?

Cuando llega esta fecha llamada de Reyes muchos nos planteamos varios temas que tienen que ver con los simbolismos que imperan pero que no a todos nos convencen. Historias de libros sagrados, de tradiciones que perduran que socialmente se dan por hecho como ciertos pero que "rascando" un poco a todos o a muchos nos levantan ampollas de duda...
Así ocurre con la estrella de Belén: existen tres explicaciones genéricas para el hecho de la Estrella de Belén, el astro que guía a los Reyes Magos al lugar del nacimiento de Jesucristo:


1.- Fue un evento milagroso. En este caso, la ciencia no tiene nada que decir ni que explicar.

2.- Nunca existió. Mateo añadió la Estrella a su relato.

3.- Fue un evento natural de alguna clase. En este caso, la Estrella tiene explicación científica. Intentemos encontrar una.





En el libro "The Star of Bethlehem - An Astronomer's View", de Mark Kidger, nos comenta lo siguiente en su capítulo titulado:


¿Qué fue la Estrella?

Considerando que la Estrella realmente existía las explicaciones más creíbles eran dos:

1) Una conjunción triple de Júpiter y Saturno en el año 7 a.C.



De las posibles conjunciones una entre de Júpiter y Saturno se produce cada 20 años cuando Júpiter se adelanta a Saturno en su órbita. Raras veces son muy espectaculares: de hecho, entre 1 a.C. y el año 2000, de 122 conjunciones entre los dos planetas, solo 7 llegaron a dar lugar a una aproximación a menos de 10 minutos de arco. En el año 7 a.C. se producía una conjunción triple en la constelación de Piscis, una constelación tradicionalmente asociada con los judíos. Para los babilonios, Júpiter era un planeta bueno y Saturno malvado y, por tanto, esta mezcla de bien y mal en una constelación asociada con los judíos podría haber inducido unos pensamientos muy ambiguos. Algunos expertos piensan que eso en si era suficiente para ser la Estrella de Belén.

Un segundo factor en la conjunción triple de 7 a.C. fue el «amasamiento de planetas» que se producía posteriormente. El 20 de febrero de 6 a.C. Marte estaba en conjunción con Saturno y en ese momento estaba a sólo 8 grados de Júpiter, todos ubicados todavía en la constelación de Piscis. Aunque en ese momento Marte se encontraba a solo 22 grados del sol todavía pudo observarse durante el crepúsculo vespertino. Pese a que suceso no habría sido muy vistoso, se argumenta que, una vez más, habría atraído la atención de los Reyes Magos hacia la constelación de Piscis. El encuentro entre Júpiter - el rey de los planetas - y Marte - el planeta de la guerra - les habría supuesto la aparición tal vez de un rey que iba a traer guerra. En el contexto judío eso les habría significado el nacimiento de un rey liberador, que expulsaría a los romanos de Judea.

2) Una nova o cometa observado por los chinos y coreanos en el 5º4 a.C.

Los escritos chinos son breves:
«Segundo año del reinado de Ch'hien-p'ing, segundo mes, un hui-hsing apareció en Ch'ien-niu durante más de 70 días»
Mientras que la crónica coreana «historia de tres reinos - la crónica de Silla (Samguk Sagi)» apunta que
«Año 54 de Hyokkose Wang, segundo mes, (día) Chi-yu, un po-hsing apareció en Ho-Ku»

Tras los estudios los astrónomos llegaron a la conclusión de que “El hecho que se observaron dos fenómenos similares en la misma región del cielo en el mismo mes de dos años consecutivos ha despertado gran interés. En 1977 dos astrohistoriadores británicos, expertos en los textos antiguos, llamados Richard Stephenson y David Clarke investigaron este caso a fondo y concluyeron que las dos crónicas tratan sobre el mismo objeto. Además dilucidaron que la crónica coreana tiene también un error de trascripción en el año y que realmente el cronista pretendía decir “el 31 de marzo de 5 a.C.”. Finalmente, concluyen que el objeto que, pese a mantenerse visible al menos dos meses y medio, no se desplazó en el cielo y, por consiguiente, fue una nova y no un cometa. Hay muchos precedentes en las crónicas chinas de llamar «hui-hsing» a las novas y a las supernovas brillantes, una práctica que también fue habitual en Europa (Tycho, por ejemplo, describió la supernova de 1572 como un cometa, igual que los chinos). Otros expertos como el ruso Kukarin considera que el objeto fue una nova y apunta que la monzón chino, que empieza en abril, habría reducido mucho el período de visibilidad de la nova y que esta podría en realidad haberse mantenido visible mucho más de 70 días.”

Y se añade la conclusión siguiente:”

Los Reyes Magos vieron la Estrella en el Este. Una noche no había ninguna estrella en la posición. En la siguiente habrían visto una estrella brillante. Esta estrella se mantuvo visible durante varias semanas mientras que preparaban y realizaban su viaje. Sin embargo, su brillo se habría ido menguando y cuando eso sucedía la nova habría sido cada vez más difícil de ver en la fecha del plenilunio y la de la conjunción lunar. Si los Magos partieron de Persia hacia finales de marzo es lógico creer que llegaron a Jerusalén tal vez a principios de mayo. En esta fecha la nova se habría encontrado exactamente en el sur al amanecer. Resulta que Belén está exactamente hacia el sur de Jerusalén. Si los Magos partieron al amanecer (si la Estrella pudo guiarles es evidente que viajaron cuando aún era de noche, pero lo más sensato habría sido aprovechar la primera luz del alba) la Estrella habría estado exactamente delante de ellos en el camino a Belén. Además, durante la última semana de abril, primero el plenilunio y después la conjunción con la luna gibosa menguante habrían dificultado o imposibilitado la observación de la Estrella a simple vista. Es posible que los Magos dejaron de ver la nova durante una semana entera, sin tener en cuenta la posibilidad de que encima el cielo podría haber estado nublado alguna(s) noche(s).










Expuesto así, no cabe duda. El objeto chino fue la Estrella de Belén. Sin embargo, los Reyes Magos sabían que esa era la Estrella porque varios fenómenos anteriores se les había atraído la atención: la conjunción triple en Piscis, el amasamiento planetario también en Piscis les habría dicho que algo iba a suceder en Judea. Cuando vieron la nova esa les fue la señal definitiva del nacimiento del Mesías.

Como podemos ver los astrónomos tienen aportaciones bastante claras que están más cerca de una explicación científica que de un proceso de ilusión y de magia basada en textos inexactos e imprecisos que inclinan más al excepticismo que al convencimiento racional.

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