miércoles, 25 de enero de 2012

DAR VOLTERETAS



“Hoy vuelve a decirse por todas partes que nos falta una utopía. ¿A quién y para quién? No consigo librarme del horror de una y ya me vienen ciertas bellísimas personas de sublime sensibilidad pretendiendo que dé volteretas en la barra de equilibrios de esa palabra. No pienso dar volteretas de nuevo. En este país se goza de libertad total en este sentido, cualquier camino que quiera emprender nuestro pensamiento está permitido, estirarse y dar media vuelta con el estómago lleno y la cara sonrosada da alas a la vida. Mejor aún es la voltere lateral después de hacer el pino. A lo mejor se te cae algo del pelo, de la camisa, del bolsillo o hasta del corazón. Da igual lo que sea, cómo sea y cómo caiga con tal de que sea una utopía. Uno puede referirse al mundo entero con ello, o , si resulta demasiado grande, pues entonces sólo al Estado. Y si resulta demasiado grande, pues entonces solo a la casa o la habitación, a la comida en el plato o el paseo por la calle. Somos tan libres, el miedo es algo tan lejano para nosotros que la cosa se pone seria. Un viaje a tal o a tal otro, un asiento libre en el tren abarrotado o pillar por los pelos el último metro… a todo podemos llamarlo aquí utopía, desde la curvatura del firmamento hasta el detalle más cotidiano. De modo que seguimos hablando de la utopía... Los utopistas se creen que en el interior de la bóveda de su pensamiento todavía no ha estado nadie. Les parece bien estar siempre de camino hacia alguna parte, como si llegar fuera malo. Al socialismo le bastó ese “estar de camino” hacia el comunismo para legitimar el crimen en nombre del Estado…Yo no tengo ninguna creencia, no creo que existan ni un dios en el cielo ni una situación ideal en el Estado. No existe ninguna circunstancia en la que la palabra “felicidad” signifique lo mismo para muchas personas. Y no debería existir.”


“Necesitaba la mente para sobrevivir a una utopía aplicada, la utopía que me pisaba los pies. Jamás se me ocurrió pensar en una contra-utopía. Tanto más a menudo se me ocurría inevitablemente: ya podría acabarse de una vez esta utopía. No deseaba nada más, sólo que se dejara en paz a la gente con aquella soberbia idea de la felicidad…”


Cuando se habla de las dictaduras se refleja el lado ideológico o político bien desde la abstracción o de los detalles pero no se analiza la raíz, el fondo del fenómeno que ataca a la interioridad que produce en el individuo y el devastador efecto que produce en la sociedad. Y esto pienso que puede pasar y pasa en una dictadura de derechas como en la de izquierdas de tal manera que esas utopías son demoledoras de una forma o de otra. Producen el desengaño del individuo y de los pueblos.
Esto es lo que Herta Müller nos proporcina en este pequeño libro titulado Hambre y seda. Desde su experiencia de la época de Ceausescupresidente de Rumanía entre 1965 y 1989, para neutralizar, socavar y destruir la vitalidad del pueblo rumano; métodos que consistieron en ir carcomiendo sistemáticamente a las personas en los detalles de su existencia diaria, en sus más íntimos y hasta domésticos aspectos, en sus planes, en sus sueños, en sus amistades, en sus amantes, en sus lealtades para convertirlas en traiciones, en cualquier modalidad de proyección individual o colectiva y en su felicidad a fin de cuentas.
Y es que las variaciones del infierno en la tierra que describe Müller en 'Hambre y seda' son extrapolables a otras situaciones quizá no tan insoportables como la de la Rumanía comunista pero en las que los mecanismos de opresión e intromisión se reproducen.

¿No estaremos en la situación actual de crisis en Europa en la que los mercados parecen anular a los estados nacionales-coartando su individualidad y su poder de autogobierno- derivando hacia unos mecanismos de opresión que suponen una traición a las lealtades de los individuos o de las colectividades?¿No estaremos como H. Müller desengañándonos de las utopías conseguidas de los estados de bienestar y de los derechos humanos?¿No nos estarán burlando gran parte de la utopía lograda durante el siglo pasado?

ENLACES:
UTOPÍA Y POLÍTICA


UTOPÍA
HERTA MÜLLER



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