miércoles, 16 de diciembre de 2009

¿QUE NO HUBO HOLOCAUSTO?


Yo como los historiadores me pregunto: ¿Cómo puede alguien negar el Holocausto? Según indica Michael Shermer en su libro Por qué creemos en cosas raras hay quienes basan dicha negación en tres puntos:
1)Los nazis no tenían un programa político para exterminar a los judíos europeos pues la idea era la deportación de todos ellos del Reich. Tras las primeras victorias de la guerra se encontraron con más judíos de los que eran capaces de deportar y después, cuando la guerra les fue desfavorable, los confinaron en guetos y mas adelante en campos de concentración.
2)Las causas principales de muerte entre judíos fueron las enfermedades y el hambre al no tener canales de suministros de intendencia y alimentación. De ahí los fusilamentos, ahorcamientos y gaseamientos experimentales así como los trabajos forzados. Y las cámaras de gas sólo se usaban para sanear ropa y mantas y los crematorios sólo para deshacerse de los cadáveres de las personas que habían muerto por enfermedades, hambre o sobreesfuerzo, fusiladas o en la horca.
3)En los guetos y en los campos de concentración murieron entre trescientos mil y dos millones de judíos, y no cinco o seis millones.
Hasta aquí estos son los tres argumentos básicos en que se basan los que afirman que el Holocausto no existió como tal.

Las respuestas a esos puntos son:
1) Los resultados históricos, con supervivientes, con escritos y testimonios de los mas variados coinciden en gran número en que murieron millones de judíos y lo mismo da que hubiera o no un plan premeditado o no. Los millones de muertos se produjeron y eso es independiente de que quisieran o planearan premeditadamente o los acontecimientos y circunstancias de la guerra les obligaron a ello. El exterminio fue cierto y real. Como dice Shermer "en cualquier acontecimiento histórico los resultados funcionales rara vez coinciden con las intenciones originales...y los historiadores se centran en los resultados más que en las intenciones".
2) Los asesinatos son independientes de los medios que se empleen. Sean con cámaras de gas, fusilando, etc., los asesinatos son muy tercos: son asesinatos. Y no eran solo por falta de alimentos o los que llevaban a las cámaras no eran conducidos allí para hacerles la higiene o despiojar pues se sabe que en la campaña de Rusia los nazis mataron a más de un millón de judíos sin cámaras.
3)Si se opera con las cifras de judíos que habitaban Europa, los que fueron trasladados a los campos, los que fueron liberados y los que murieron y los que quedaron vivos después de la guerra salen-por cálculos demográficos- de cinco a seis millones de judíos asesinados.
Esto es lo que básicamente Shermer desarrolla en los capítulos 12 y 13 de su libro Por qué creemos en cosas raras.
Inicia sus investigaciones entrevistándose o conociendo a algunos de aquellos que se atrevían a negar el holocausto. A los negacionistas que los considera o racistas recalcitrantes o simplemente chiflados. Pues quería conocer-como dice MS-sus ideas de sus propios labios. Y declara que esos negacionistas(con los que él tuvo contacto)le parecieron personas amables y que no se negaban a hablar y sí por el contrario estaban dispuestos a intercambiar ideas del movimieto,de sus miembros y de su bibliografía.

Michael Shermer resume que la corriente revisionista se inició en Alemania como oposición a los juicios de Nüremberg(proceso de "vencedores")que no era ni justo ni objetivo. Tal movimiento despegó en las décadas sesenta y setenta con publicaciones con títulos como: En defensa de la raza alemana,La mentira de los seis millones,La mentira de Auschwitz,Desmontar el mito del genocidio, y El timo del siglo XX-1976-de Arthur Butz. Sobre estos volúmenes se construyeron los tres puntos primeros que arriba se citan. Todas esas obras han dado paso-nos dice Shermer- al Journal of Historical Reviev(JHR)que es la voz del Institute for Historical Reviev(IHR). Todo esto en manos de un puñado de excéntricos como el director, Mark Weber y otros como David Irving,Robert Faurisson, el editor Ernst Zündel y David Cole.
Como veis el libro no tiene desperdicio. Y el tema tampoco.

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