jueves, 12 de noviembre de 2009

UN CUENTO VERDADERO


En el magnífico blog Misterios al descubierto del amigo Siesp se publica un amplio y bien documentado post titulado "El Agente Naranja sigue matando en Vietnam" en el que recuerda los daños de todo tipo que la utilización de determinadas armas, en la guerra del Vietnam, produjeron y aún hoy siguen produciento y que están en el recuerdo-actualizado ahora oportunamente-y en las consecuencias que muchas personas están condenadas a sobrellevar. Fotografías impresionantes que nos ponen los pelos de punta. Leyendo el post y ampliando las informaciones he encontrado una historia o relato que me ha dejado no menos sensibilizado. Se titula también Agente Naranja y está en el blog http://dandolavueltaajosebegega.blogspot.com/2008/02/el-agente-naranja.htmlLo reproduzco aquí pues creo que merece la pena.

AGENTE NARANJA

Este cuento fue escrito hace año y medio para un príncipe que hacia un poco más feliz mi vida cuando estaba encerrado en una depresión y por otro lado está basado en las victimas del agente naranja un defoliante usado por el ejército estadounidense en la Guerra de Vietnam que produjo devastadoras secuelas en la población vietnamita y en sus congéneres. Espero que no sea demasiado largo y aburrido pero me aprecia interesante recuperarlo por el significado sentimental que tuvo cuando lo escribí, no soy escritor así que lamento mi mala redacción.
Tac, tac, tac suenan los leves botes de una pelota contra el suelo de baldosas blancas en la sala de lectura. Tac, tac, tac vuelve a sonar la pelota golpeando contra el suelo, de fondo música barroca, un grito, un lloro. Tac, tac, tac bota la pelota mientras una voz invasora nos cuenta por enésima vez el cuento de la cenicienta adaptado a la sociedad vietnamita. En esta versión del cuento la princesa consigue una operación de cirugía medico estética y una indemnización gracias a los millones del príncipe.
Yo nunca he tocado un zapato y menos aun un cristal, me gustaría conocer el tacto, el olor y el sabor de los objetos y personas que pueblan los cuentos que nos repite incesantemente la misma voz profunda. Escucho pasos por el pasillo, se acercan a mi, son dos personas y me cambian la aguja para ponerme de nuevo el suero, es mi hora de comer. El cuento aun no ha terminado pero la voz profunda se queda en silencio. De mi lado surge una voz que dice “No se porque insistís en contarles cuetos el agente naranja ha sido letal en estos niños, no se enteran de nada, es como estar en un zoo.”
Una y otra vez escucho los mismos comentarios, en mi cabeza retumban palabras como monstruos, animales, engendros, desechos, parece como si supieran más de nosotras que nosotras mismas, siempre hablan de un mundo mejor exento de nosotras. En su mundo las personas pueden ver, oler y tocar, no sé exactamente lo que huelen ven y tocan pero desde luego tiene nombres, esos nombres suenan desde mi eterna quietud como algo maravilloso.
Estoy aquí, quieta, con mi cuerpo tantas veces violado por objetos punzantes, sintiendo una realidad que dista tremendamente de los que las voces predican. Tac, tac, tac Nguyen Viet un joven siamés falto de una pierna y un brazo sigue golpeando su pelota contra la pared ahora que ya no suena el cuento de fondo. Me gustaría poder moverme.
Desde que tengo uso de razón he vivido en este mundo paralelo al que predican constantemente las voces. He aprendido a quererme y a entenderme, a sobrevivir con el conocimiento de un mundo mejor fuera de estas habitaciones. Los doctores y enfermeros que habitan mi mundo tienen tantas virtudes y talentos que carecen de la capacidad para darse cuenta de mi consciencia, me tratan como un tronco desplazándome arriba y abajo en una pequeña camilla. La carencia que tengo de boca, ojos, nariz y extremidades les ha hecho creer que no soy nada y eso me ha permitido tener una visión del mundo bastante extensa. Las voces hablan en mi cuarto de sentimientos inconfesables, comentan escabrosas relaciones sexuales y complicados sucesos políticos de toda índole. He aprendido a digerir toda esa información e ir almacenándola para poder expresarla cuando salga de este cuerpo y me cuele en su mundo, el mundo de los colores, olores y sabores.
Comparto habitación con Chi Minh una niña con la cabeza mayor que el resto de su cuerpo, con Phuog que tiene escamas negras en lugar de piel, con Ke Son que tiene un proceso tumoral que ha saturado todas sus extremidades de bultos y con Hoa que simplemente llora constantemente y no mide más de medio metro. Estar completamente inmóvil me ha permitido aprender a esperar, nunca puedo conseguir lo que quiero solo puedo esperar a que me lo den. Religiosamente me limpian el cuerpo y me cambian de posición varias veces al día para que no se me formen llagas. La relación con mis compañeras es lo mas bonito que he llegado a sentir en mi experiencia vital, muchas veces sin tocarnos sentimos inmaterialmente lo que cada una de nosotras sentimos. Hoy Chi Minh la niña de la cabeza gigante se ha acercado a mi y se ha acostado a mi lado, podía sentir su respiración entrecortada al tocarme, se ha quedado así durante horas, hasta la hora de la comida en la que la han sacado de mi cama a la fuerza.
En mi cabeza cada una de mis compañeras es un personaje muy importante, en el mundo de las voces, según afirman los doctores, todos y cada uno de nosotros somos singulares y diferentes al resto. Mi habitación es de suma importancia pues ninguno de los que estamos en ella podemos comunicarnos con el exterior, articular palabra o gesto coherente. Chin es la caja de sentimientos del grupo, en su cabeza guarda el secreto de la belleza así como todos los cuentos que la voz profunda nos ha ido contando, tiene también un oso de hojalata y la mitad de su corazón que al tenerlo tan grande ha tenido que desplazar su ventrículo izquierdo (el de los sentimientos) a su cabeza. Se mueve con dificultad pues encadena caída tras caída por la descompensación corporal que sufre, con su tenacidad consigue acercarse a uno de nosotros y abrazarse durante horas. Las voces que vienen a la habitación comentan una y otra vez lo doloroso que fue para su madre dar a luz y el odio que le cogieron al nacer, un desgarro descolgó la matriz a su madre y la dejo estéril. Chin siempre grita cuando escucha las voces, imagino que es porque entiende lo que dicen de ella pero no sabe como protestar, no sabe como decir que ella no tiene la culpa, que la culpa es del agente naranja.
Ha entrado alguien en la habitación, oigo su respiración y me resulta familiar, he aprendido a distinguir a todo el mundo a través de su respiración, al momento se si es conocido o desconocido, si esta nervioso o tranquilo, si viene preocupado o despreocupado. La respiración que ahora escucho es muy familiar, es mi primer y único amor, el príncipe de mi cuento de adas se llama Dang Vu, estoy segura de que es muy fuerte como los príncipes de los cuentos pues de todos los enfermeros es el que mas rápido limpia mi cuerpo y me cambia la aguja. Desearía poder tener el sentido del tacto más agudizado para poder notar sus manos pero solo puedo escuchar su voz. Se que es mi príncipe porque siempre dice que nos va a salvar de nuestro estado, que han puesto contra las cuerdas al gobierno estadounidense que parece ser el eterno enemigo de nuestra sociedad y van a conseguir fondos económicos para cambiar nuestra vida. Las voces siempre están hablando de dinero, parece ser la base de su mundo, todo gira por el y a través de el. Aquí en nuestro edificio sabemos que hay poco dinero pues lo comentan las enfermeras y nunca hemos tenido acceso a un centavo, sin embargo somos medianamente felices de vivir con nuestras sombras aunque las enfermeras se empeñen en mencionar un mundo mejor al que parece que nunca vamos a pertenecer. Parece ser que el agente naranja que nos ha dotado de nuestra singularidad y aparente cárcel ha contaminado las aguas y ha hecho que una guerra que supuestamente termino en los 70 siga cobrándose día a día cada vez más victimas. Mi príncipe al que se le llena la voz al hablar de justicia esta comprometido con nuestra causa y a mí me mima con especial cariño. He notado en su respiración como me cogía en brazos y me mecía durante horas; Ha vaciado mis lagrimales cuando ya no había sitio para más acumuladas; Ha bañado decenas de veces mi cuerpo para que no se formasen llagas. Yo, solo quiero ser cenicienta para poderle recompensar por lo mucho que ha hecho por mí pero el día de mi redención nunca llega. Chin la niña de la gran cabeza que normalmente cuando viene mi príncipe se queda en silencio, hace unos segundos ha empezado a gritar lo que quiere decir que hay alguien mas en la habitación, se oyen gritos al otro lado del pasillo, yo me había quedado embobada y mis oídos habían quedado por momentos enmudecidos por mis pensamientos, mi príncipe me deja sobre la cama y sale corriendo. Me quedo triste y pensativa.
Hoy han vuelto a leernos el cuento de la cenicienta, ya no se cuantas veces ha perdido su zapato de cristal pero no me apetece seguir pensando en ello. Hoy me siento realmente triste. Quiero terminar con mi vida y no tengo capacidad para hacerlo. Soy un ser inútil encerrada en un cuerpo aun mas inútil. Escucho un hilo de lana rasgando la madera constantemente. Es Chin enmarañando una y otra vez la lana sobre un tronco. La gente que viene dice que es una obra de arte, que le recuerda a Judith Scott, que es una artista brut, la representación de la esencia del arte, lo que no saben es que ella solo quiere reconstruir la matriz de su madre porque todo el mundo dice que la dejo estéril. Quiero llorar pero se me llena los lagrimales y me duele. Odio mi cuerpo. TAC, TAC, TAC bota la pelota sobre el suelo de baldosas blancas.

Estoy otra vez en mi cuarto, me ha traído mi príncipe en brazos, me encuentro tan feliz. Phuog la niña con escamas negras que cubren todo su cuerpo no ha dejado de cantar en toda la tarde. Su canto es especialmente agudo y disonante. Aun no se lo ha confesado a nadie porque no es capaz de hablar pero es una sirena. Los cuentos se empeñan en contarnos que las sirenas son mitad pez mitad humano pero la evidencia nos demuestra que las sirenas como Phuog, son casi por completo un pez con forma humana. Sus escamas relucen con el sol y tiene que estar constantemente cubierta con una espesa crema que nutre su piel. Siempre canta llamando a su familia pero al igual que ella no pueden salir del agua sin sufrir tremendos dolores y deshidratación. Phuog cuenta con su canto que hay millones de sirenas como ella esperándola en la costa y su canto las hace llorar lo cual esta haciendo subir el nivel del mar. Hemos escuchado muchas veces a los enfermeros hablar del efecto invernadero pero no son capaces de escuchar el canto de las sirenas para entender que tenerla aquí encerrada tan cerca de la costa no produce mas que lagrimas lo que lentamente aumenta el nivel del mar. A Phuog nadie se le acerca pues su piel supura y parece ser que desprende un olor desagradable como a pescado podrido. Tanto Chin como yo sufrimos en silencio por ella, Chin es la única que la abraza pese a sus problemas con las escamas y a mi me encanta oír su canto. Su voz es como la música clásica que a veces suena por el hilo musical, es un arpa incesante que emana una suplica interminable. Estoy convencida de que le queda poco tiempo de vida pues la tierra no es un lugar para sirenas, aun así ella sigue cantando. Han pasado tantos seres de fantasía por esta habitación. He escuchado tantas veces un último suspiro que he aprendido a discernir cuando se acerca. Por la noche cuando la iluminaba la luna llena siempre caminaba en círculos por la habitación, hace más de una semana que no lo hace y eso que al parecer hace un par de días las voces comentaron que la luna estaba enorme.
Phuog se ha callado, ha dejado de cantar de golpe pero sigue respirando, ha debido de ser la luna llena porque puedo escuchar los ronquidos del guardia en el pasillo. Recuerdo la primera vez que la sirena llego al pabellón. Siempre que alguno de nosotros llega hay un gran revuelo, muchas pruebas médicas, muchos comentarios soeces, muchas lágrimas, mucha lástima, los enfermeros y médicos siempre se creen superiores a nosotros. La enfermedad tiende a sacar lo peor de las personas, al no querer verse reflejados te miran desde la distancia y disfrazan el miedo con aire de independencia, catalogan una a una tus rarezas y ensalzan constantemente sus virtudes. Es una relación de poder que solo la medicina ejerce sobre los individuos, cuando todo este proceso pasa esta reacción se diluye, se acostumbran a tus rarezas pero el sentimiento de pena continua, nunca desaparece. No voy a mentir, esto nos crea tremendas inseguridades pero también nos enseña a aprovechar nuestras virtudes. Así fue como Phuog empezó a cantar y la gente se acostumbro a ella, al principio solían escucharla durante horas, ahora ya nadie se percata de su canto salvo yo y unos pocos mas privilegiados. Es duro ser el centro de atención y poco a poco dejar de serlo porque tu capacidad no es lo suficientemente amplia como para innovar, para mejorar, con el tiempo te vuelves mediocre no generas ni frío ni calor, te sientes vació. La cotidianeidad destruye cualquier sueño de grandeza que nosotros los monstruos, como algunos nos llaman, podemos tener, cuando dejamos de ser monstruos no somos nada. Es triste ser un peluche olvidado en el fondo de un baúl, el zapato de la cenicienta después de las perdices.
Mi príncipe hoy se ha cortado el pelo, todas las enfermeras se lo han dicho y han coqueteado con el. Por lo que se ve es extremadamente fuerte. Perdió un brazo en la granja donde trabajaba y entonces decidió ser enfermero. Las enfermeras siempre lo tratan como aun tuñido pero cuando se creen a solas, en nuestro cuarto, comentan morbos y fetiches ocultos sobre mi príncipe. Aun así ninguna se atreve a decirle nada de forma directa y el sigue viniendo cada día a abrazarme. Junto con Chin es el único que se acuerda a mi para algo mas que no sea limpiarme y cambiarme la aguja, el siempre esta pendiente y me dice que soy su preferida.
Hoy no han venido a contarnos el cuento. En parte me alegro no me creo capaz de escuchar ese cuento otra vez sin ponerme a llorar y no quiero que me tengan que vaciar el lagrimal. He oído que la biblioteca esta bastante surtida, no se por que se empeñan en contarnos los mismos cuentos infantiles una y otra vez y al segundo de terminar el cuento se dicen obscenidades entre los enfermeros a menos de medio metro de distancia. Hoy he escuchado que un medico ha estado abusando sexualmente de un niño del pabellón de al lado, uno de esos que están casi bien formados. Por lo que mi oído ha llegado a escuchar el niño no parecía molesto pero se ha formado un revuelo de infarto. Han despedido al medico y la prensa esta a las puertas del hospital. Con un poco de suerte entrarán periodistas a visitar el centro y seremos famosas durante unas milésimas de segundo antes de que tengan que cambiarme el suero de nuevo. Tac, Tac, tac bota un apelota sobre el suelo de baldosas blancas del salón de lectura.
Phuog hace días que no canta y Hoa la niña de medio metro que no hace mas que llorar ha dejado de hacerlo por solidaridad. Esto ha suavizado mucho el ambiente del centro pues el llanto de Hoa siempre provoca que las visitas a nuestra habitación sean muy cortas, la paciencia de las enfermeras con Hoa hace tiempo que cesó. Todos sabemos que Hoa no llora por capricho pero su llanto incesante es una de los sonidos que mas duro hacen este centro. Muchas veces he deseado su muerte. Parece ser que sus huesos crecen lentamente y siguen creciendo mientras que sus músculos y piel hace tiempo que pararon lo que le provoca un dolor insufrible. Muchas veces me he despertado avergonzada tras soñar que los huesos reventaban sus músculos y por la mañana reinaba el silencio en la habitación, que podíamos escuchar el canto de Phuog sin interrupciones. Hoy que está callada se ha despertado en mi un terrible sentimiento de culpa por no ser mas comprensiva con su dolor. Me tendrán que vaciar el lagrimal de nuevo así que es mejor que me tranquilice. La última vez que me sucedió esto durante la noche se ve que reventó uno de los lagrimales e hizo un estropicio que me tuvo en una habitación aislada durante mes y medio. No hay cosa que sea mas dura para mi que la ausencia total de sonido, por eso también me siento culpable por odiar a Hoa. Esta noche se ha acercado a la sirena y ha regado sus escamas de lágrimas, Phuog ha vuelto a cantar.
Hoy en la sala de lectura parece que han escuchado mis suplicas y han cambiado de cuento. Esta vez han leído Momo y la inquietud porque terminase el relato nos ha dejado a todos consternados. Los enfermeros han tomado por un momento consciencia de nuestra propia consciencia, por una vez todos estábamos en silencio incluso el tac, tac, tac de la pelota había cesado. Los enfermeros se sintieron inquietos y decidieron dejar el libro a mitad. Estábamos todos asustados solo de pensar en los hombres grises que se alimentan del tiempo ajeno. Nos sentíamos identificados con Momo aunque no terminábamos de entender que tenían de malo los hombre grises pues a nosotros no nos importaba que nos robasen el tiempo. Muchas veces mi mente lo único que desea es perder constancia del paso del tiempo, deseo que pase un año como una semana pues mi interior va demasiado lento para tanto tiempo que se nos ha dado. Esa noche soñé que era Momo, con un cuerpo completo habitando un anfiteatro entre amigos y con la capacidad de hablar. Durante un momento pensé en mi cualidad para escuchar y me di cuenta que últimamente mis pensamientos habían solapado a mis oídos, muy a menudo me había hecho también sorda. Comprendí quienes eran los hombres de gris y como robaban el tiempo de la gente gastándolo en quehaceres de las ciudades que nada tiene que ver con la felicidad. Que lejos queda ese mundo del nuestro donde nada sucede salvo el tiempo. No hay un equilibrio posible entre los dos mundos.
Ke Son la niña llena de bultos ha estado molestando a Phuog porque le molestaba que cantase. Es la única de nosotras que no nació especial sino que fue convirtiéndose en lo que es. Posiblemente le queda muy poco tiempo de vida o eso dicen los médicos. Es la más inconformista de todas y ha perdido ya casi todas sus facultades a causa del proceso tumoral. Cuando algo le molesta reacciona con violencia, por eso esta atada a la cama. Hoy ha conseguido zafarse en parte y golpeo violentamente la cama de la sirena que en vez de guardar silencio ha intensificado su canto. Los enfermeros han llegado corriendo y han fortalecido las correas que atan a Ke Son a la cama.
Mi príncipe ha venido hoy otra vez a limpiarme y ha comentado que unos científicos canadienses habían demostrado que el agente naranja era el causante de nuestra situación y que pronto se celebraría un nuevo juicio con nuevas pruebas. Parecía eufórico ante la situación tanto que al parecer me ha dado un beso por la reacción de asco que han tenido el resto de las enfermeras. Hace ya varios días que no nos leen ningún cuento y me temo que van a seguir contando los mismo cuantos antiguos que escuchamos una y otra vez porque no les gustan las sorpresas. El silencio de la ultima lectura les había dejado intranquilos. El tiempo pasa como siempre despacio.
Ke son se ha liberado de sus correas esta noche. Ha empezado a gritar como una loca, ha roto todo lo que se encontraba a su paso. El guardia ha tardado un rato largo en venir y cuando ha llegado estaba ya la habitación destrozada, parece que sobre mi ha caído una estantería y algo le ha pasado a Chin que no para de gritar, Phuog ha sido lista y se ha quedado en silencio. Han venido varios guardas de todas las plantas para sujetar a Ke Son que ha lanzado mordiscos a diestro y siniestro. Se la han llevado sin decir nada.
A la mañana siguiente todo parece normal salvo que Ke Son ha desaparecido y Phuog ha dejado de cantar. De hecho respira con dificultad. Nadie parece darse cuenta de esto entre tanto tumulto. Escucho que el tumor cerebral de Ke Son ha invadido todo su cerebro y ha fallecido esa misma noche. Intento no llorar ya que entre el caos no tendrían tiempo a vaciar mi lagrimal y podría explotar. Dejo de oír la respiración de Phuog no puedo contener las lagrimas y el dolor se extiende desde la zona de mi cabeza al resto del cuerpo. Pasan horas y nadie hace nada, al parecer mí lagrimal ha explotad de nuevo y se forma un nuevo escándalo. Me llevan a enfermería pero nadie se ha dado cuenta de que la sirena ya no canta. Paso más de un mes en enfermería y cuando regreso no hay ni rastro de ninguna de mis compañeras de cuarto.
Intento llorar pero ya no puedo, intento pensar pero tampoco puedo y me quedo quieta en mi teatro de sombras olvidando cada segundo para poder seguir viviendo. Al día siguiente intento dormir en el jardín de las delicias con la esperanza de que el famoso dinero estadounidense llegue para salvarnos de nuestra propia existencia. Quiero dormir con mi príncipe pero el no quiere dormir conmigo. A la mañana siguiente escucho atentamente el cuento de la cenicienta en la sala de lectura.


ENLACES:
"http://es.wikipedia.org/wiki/Agente_Naranja"

http://www.redtercermundo.org.uy/revista_del_sur/texto_completo.php?id=824


http://www.guerraeterna.com/archives/2006/08/el_agente_naran.html

html
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2004/02/06/medicina/1076082619.

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