Oí tocar a los grandes violinistas del mundo, a los grandes “virtuosos”. Y me quedé maravillado. ¡Si yo tocase así! ¡Como un “virtuoso”! Pero yo no tenía escuela ni disciplina ni método Y sin esas tres virtudes no se puede ser “Virtuoso”. Me entristecí. Y me fui por el mundo a llorar mi desdicha.
1 comentario:
Creo que no lo escuchaba desde que iba al colegio, apenas lo recordaba. A mí me gusta el mal tiempo...
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