miércoles, 5 de mayo de 2010
EL INFIERNO DE LOS LIBROS
Tras el estallido de la Guerra Civil, la depuración de bibliotecas por parte de los sublevados no se hizo esperar. En cada distrito universitario se crea un organismo llamado Comisión Depuradora que por orden de 16 de septiembre de 1937 llevaría a cabo la tarea de selección de libros a depurar según criterios como
1º Obras pornográficas
2º Obras de propaganda revolucionaria o de ideas subversivas
3º Obras con mérito literario o científico pero que su ideología pudieran resultar nocivos para lectores ingenuos o insuficientemente preparados.
Unos serían destruídos y otros guardados en lugar no visible ni de fácil acceso al público.
Esta expurgación o depuración se hacía en los ateneos, sociedades de instrucción de todo tipo, las bibliotecas populares, municipales e incluso de las bibliotecas escolares.
La noticia es que en la Biblioteca de Asturias o de Ramón Pérez de Ayala se encuentran libros incautados durante ese período y que no habían sido destruídos. Su consulta fue muy restringida durante la época franquista y era conocida coloquialmente como INFIERNO.
Actualmente sigue siendo una colección independiente con la signatura de INF. Tiene un total de 1.158 títulos de todas las materias. Predominan las obras de caracter social y literarios pero considerados autores perniciosos. Son en su mayoría libros de los primeros cuarenta años del siglo XX y de las décadas de 1920 y 1930.
Algunos ejemplos: dentro del apartado de filosofía figuran títulos como Así hablaba Zaratustra de Niestzsch; La República de Platón; El Espectador de Ortega y Gasset.
De religión la Historia interna de la Compañía de Jesús o El Anticristo de Miguel Mir y Renán, respectivamente.
En ciencias sociales y política española están Al servicio de la República de Lorroux y Trabajos sueltos de Pi y Margall.
Todos los que hacía referencia a la Rusia soviética como El bolchevismo y su obra de Kerenski y otros muchos títulos entre ellos ni mas ni menos que los Episodios Nacionales de Pérez Galdós.
Entre las novelas extranjeras están Ilusiones perdidas de Balzac y Rojo y negro de Sthendal.
Como dice Carmen Prieto Álvarez-Valdés, autora de este informe en la revista Biblioasturias,no deja de ser una paradoja que recordando a Borges que concebía el paraíso como una biblioteca no deja de ser una cruel paradoja que los vencedores de la guerra civil establecieran en ese cielo, su particular INFIERNO de los libros.
NOTA DEL BLOGUERO: En los años sesenta yo pude observar la cara de circunstancias cuando no el discurso del librero correspondiente al pedirle títulos tales como Así hablaba Zartustra o Poesías de Miguel Hernández en el sentido "cómo se pueden pedir esos títulos?" Hoy en día los conservo con mimo, con el mismo aprecio de cuando los compré o aún más.
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2 comentarios:
Una suerte que se hayan conservado; los libros y las bibliotecas no deberían ser las víctimas de las contiendas políticas.
Un saludo.
Lo peor no fueron los libros "protegidos" pero sí hubo otros q fueron destruídos y bibliotecas quemadas o cerradas siendo sus gestores también proscritos o sacrificados. Recordar que las Comisiones Depuradoras afectaban también a profesionales como los maestros...Pero esperemos que la lección haya sido aprendida. Saludos a Vazquez74.
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