miércoles, 9 de junio de 2010

BIODIVER: LIEBRES


A veces la prensa nos regala reportajes que son una delicia. Es el caso de La Nueva España de hoy que publica un artículo de Luis Mario Arce precioso. Empezando por las dos hermosoas fotografías y luego con un texto muy adecuado para el mismo día de la biodiversidad. Pero como cualquier día puede ser bueno para gustar de la naturaleza vamos a olvidarnos de la fecha e ir al grano.
"Están diseñadas para correr, como liebres que son. Sus largas patas posteriores evidencian esa adaptación, que les permite esquivar (aunque no siempre) a sus múltiples depredadores, de pelo y de pluma (y al hombre, que también las tiene en el punto de mira de sus preferencias cinegéticas). Unos enormes pabellones auditivos (con el ápice negro) y sus grandes ojos saltones, amarillos, completan el retrato robot de estos lagomorfos, representados en Asturias por las tres especies que viven en la península Ibérica. Las tres liebres coinciden en Asturias, pero no se tocan. La cuenca del Narcea marca la frontera entre las liebres mediterránea (también denominada castellana o ibérica), que no rebasa su ribera oeste, y la europea, que se extiende hacia el este. La altitud y el hábitat establecen un límite más impreciso entre los territorios ocupados por esas dos especies y los que puebla la liebre de piornal: superficies de brezales y piornales, con pastizales entremezclados y con masas de bosque, por encima de 1.300 metros (en invierno puede descender hasta los 900, para eludir la nieve). Esta última, descrita todavía en 1976, es endémica de la cordillera Cantábrica.
La liebre mediterránea, exclusiva de la Península y la más abundante de las tres especies en la región, selecciona igualmente superficies de brezos y de piornos, pero no supera los 1.200 metros de altitud. La europea, la de más amplia distribución (se la encuentra de forma natural en la mayor parte del continente y en el suroeste asiático -además, ha sido introducida en varios países-) y la más amenazada en Asturias (persisten un núcleo principal entre Piloña, Caso y Ponga, y una población aislada en la costa central), sube hasta 1.700 metros; sin embargo, elige zonas más herbáceas que la liebre de piornal.

Todas ellas están amenazadas, principalmente por los cambios en sus hábitat. La adulteración de las campiñas perjudica a la liebre europea, mientras que la liebre de piornal sufre las consecuencias del abandono de la ganadería de montaña: numerosos pastizales quedan sin uso, son invadidos por los matorrales y los lagomorfos pierden sus zonas de alimentación. Así, mientras la liebre de piornal mantiene poblaciones saludables en lugares bien conservados como el parque natural de Somiedo, en otros, de situación periférica en su área de distribución
regional (como las sierras del Aramo y de Peña Manteca) y sometidos a mayores presiones (al tiempo que se pierden pastos, la carga ganadera se concentra en los que quedan), sobrevive en precario."

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