jueves, 2 de junio de 2011

LA OTRA CRISIS


Según nos dice Oxfam Intermón (Informe Cultivar un futuro mejor) el sistema alimentario mundial hoy en día funciona solo para unos pocos.
Para la mayoría no funciona bien puesto que deja, a miles de millones de personas que somos las que consumimos, fuera del suficiente poder y conocimiento sobre lo que compramos y comemos.A más de mil millones de personas los tiene con hambre y a la mayoría de los pequeños productores impotentes e incapaces de alcanzar un potencial productivo adecuado.
¿Y por qué este fracaso?
El problema surge del fracaso de los gobiernos y sus políticas incapaces de regular el mercado, corregir sus excesos,proteger a los más pobres e invertir con criterios no solo de beneficio y sí de rentabilidad y equilibrio sostenible. Las empresas, los grupos de interés y las élites son capaces de saquear nuestros recursos y reorientar los flujos de financiación, conocimiento y alimentos a su conveniencia económica y de mercados.
Cada día se ve que el resultado son 925 millones de personas hambrientas mientras al fondo está una criis con impactos de todo tipo: escaladas vertiginosas de precios de los alimentos y del petróleo, eventos climáticos devastadores, derrumbes financieros y todo a nivel mundial y global. La crisis es la verdadera globalización.

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Intermón Oxfam ha advertido que el precio de los alimentos se duplicará a nivel mundial en 2030 debido a un sistema alimentario fallido y al efecto del cambio climático, durante la presentación del nuevo informe 'Cultivar un futuro mejor'.

La directora del departamento de Campañas y Estudios de Intermón Oxfam, Irene Milleiro, ha destacado que hay cerca de 1.000 millones de personas que pasan hambre todos los días y que si se sigue haciendo lo que se ha hecho hasta ahora puede haber miles de personas más que se sumen a esta situación. Después de la crisis de los alimentos de 2008, ha señalado que "no hay que dejarse engañar por el descenso de 2009", que ha calificado de "puramente coyuntural".

En esa línea, ha explicado que las previsiones de Intermón Oxfam para 2010 y 2012 es que nuevamente se produzca un pico en personas que pasan hambre. Por otro lado, ha recordado que "África subsahariana es posiblemente la zona más afectada" pero que "casi la mitad de las personas que pasan hambre están en Asia y del Pacífico". Además, ha subrayado que "en la India una de cada cuatro personas pasan hambre siendo uno de los países que más ha crecido económicamente en los últimos años".

Igualmente, ha resaltado que los productores pobres son también los consumidores más pobres. Por ello, considera que "el sistema es injusto" ya que el hambre se produce por "unos profundos desequilibrios en las oportunidades y en el control de los recursos que se necesitan para producir los alimentos, por el precio de las materias primas y por un clima cada vez más extremo que afecta directamente a las cosechas".

Asimismo, Milleiro ha asegurado que "en 2050 el mundo tendrá que alimentar a 9.000 millones de personas con muchas menos emisiones de carbono si se quiere evitar el cambio climático y, a no ser que se transforme este sistema alimentario roto, miles de millones de personas estarán condenadas a pasar hambre".

El estudio identifica las causas de un sistema alimentario defectuoso en el crecimiento de la población que sufre hambre, que no aumente el crecimiento de las cosechas, la lucha por la tierra fértil y el agua, y que en los próximos años seguirán en alza los precios de los alimentos. Así, Intermón Oxfam predice que el precio de alimentos básicos, como el maíz, aumentará más del doble en los próximos 20 años. La mitad de ese aumento se deberá al cambio climático y los más afectados serán las personas más pobres del planeta, que gastan el 80 por ciento de sus ingresos en comida.

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Como se concluye en el Informe arriba citado la era de las crisis representa una amenaza terrible, pero también es un momento de enormes oportunidades: un período de cambios en el que es posible forjar un nuevo consenso y dirigir el rumbo hacia una nueva prosperidad.
Este futuro alternativo se basa en la cooperación más que en la división, en que nos valoremos adecuadamente los unos a los otros y a nuestro medio ambiente, y en que todos disfruten de una parte justa. Para llegar allí se requiere toda la energía, la ingenuidad y la voluntad política de las que pueda hacer acopio la humanidad. Debemos organizar potentes campañas que transformen profundamente la forma en que nuestras sociedades se enfrentan a las amenazas y gestionan los
recursos comunes.
Tendremos que vencer a los poderes fácticos, que se resistirán con fuerza a perder posiciones. A las élites poderosas que controlan la tierra y bloquean la reforma en los países pobres. A los grupos de presión agrícolas en los países ricos, que saquean los bolsillos públicos y cambian las reglas del juego en contra de los productores pobres. A las industrias contaminantes, que en cada ocasión obstaculizan la acción sobre el cambio climático. A las empresas de semillas, cuya
búsqueda miope de patentes socava la investigación pública y margina a los agricultores pobres. A las compañías transnacionales de comercialización, que obtienen beneficios cuando los mercados de alimentos se hunden. A las instituciones financieras que apuestan por que esto suceda.
Los gobiernos tienen que renovar su propósito de custodiar los bienes públicos, en lugar de permitir a las élites que se los arrebaten en sus narices. Deben hacer política en el interés de muchos, en lugar de unos pocos. Deben proteger a los más
vulnerables. Deben regular a las compañías que tienen demasiado poder. Deben corregir los mercados cuando fallan.
Los ejemplos de Brasil y Vietnam, entre otros, muestran que unos líderes políticos fuertes con un propósito moral claro pueden llevar al gobierno hacia el éxito.

Incluso mientras aumenta significativamente la población mundial, debemos:
• Reducir el impacto del consumo hasta límites sostenibles, y
• Redistribuir el consumo hacia los más pobres.


Y tres retos para alcanzar que se resumen en

• El reto de la producción sostenible: debemos producir
suficientes alimentos nutritivos para 9.000 millones de
personas en 2050 a la vez que nos mantenemos dentro de
los límites del planeta;
• El reto de la equidad: debemos dar poder a las mujeres y
hombres que viven en la pobreza para que puedan producir
o comprar suficientes alimentos para comer;
• El reto de la resiliencia: debemos gestionar la volatilidad en
los precios de los alimentos y reducir la vulnerabilidad al
cambio climático.
Cada uno de estos retos está atravesado por líneas de falla de
luchas por el poder y por los recursos.

ENLACES:
El informe aquí.

http://www.cinu.org.mx/temas/desarrollo/dessocial/alimentos/hambre.htm

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