-Cuando era joven me descubría cada día en los espejos del agua de los estanques. Veía cómo era mi pico, mis ojos, mis plumas de intensos negros, mis patas, la cola y observaba qué variaciones tenía y los distintos perfiles de mi cabeza y de las distintas partes de mi cuerpo según los gestos... A veces éstos eran de agresividad, otras de autodefensa o timidez, de risa, burla, alegría o tristeza y me identificaba de forma paulatina conmigo mismo, me aceptaba en la medida que me iba descubriendo. Eran los espejos de descubrimiento...
-¿Y ahora?...
-Hoy es distinto. Pasado los años el espejo me devuelve al tiempo ya transcurrido, a lo irreversible que ya vivido no se puede cambiar-solo en el recuerdo, en la memoria..- y sí, ahora, me da miedo pues sólo puedo justificarme y asumir lo hecho...
El libro de Tariq Alí y de su personaje Wlady es el hombre del otro lado del muro de Berlín. A Wladimir Meyer la realidad le había estallado, su mundo de la antigua RDA(República Democrática Alemana o simplemente Alemania del Este) se le había roto. La historia le obligaba ahora a vivir en un mundo nuevo... Su extinta Alemania del Este había sido para él un sistema ilusionante frente al stalinismo de Moscú y más tarde frente a la también desilusionante transición y entrega de la Rusia de Yeltsin y Gorbachov al capitalismo de la RFA, una sociedad para el protagonista irracional por ser la sociedad del banco y de las finanzas...
La carta de Wlady a su hijo Karl y de este a su padre no es más que la incomprensión de los dos sistemas encarnado en las dos posiciones opuestas de padre e hijo. Este, próspero socialdemócrata y el padre,luchador que aún sueña con un socialismo democrático... Dos espejos de la realidad distintos que reflejan la historia profunda de una parte de Europa de la postguerra hasta nuestros días. Libro interesante y recomendable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario