viernes, 9 de octubre de 2009

No pedófilos sino efebófilos.

El arzobispo Silvano Tomasi explica que los pedófilos no son tal y sí efebófilos. Estos sacerdotes -"nos aclara"- son «homosexuales atraídos por chicos de entre 11 y 17 años». Nos dice después que "«sólo» entre un 1,5 y un 5 por ciento del clero católico está implicado en el abuso sexual infantil". Y el observador del Estado papal ante la ONU añadió "que la Iglesia católica se ocupaba de limpiar su casa, pero que «los problemas con el abuso sexual clerical en otras iglesias son igual de grandes, si no más que en la católica". El amigo Toma-si hizo un matiz que hasta el momento no había sido utilizado por la Santa Sede: «No se debería hablar de pedofilia sino de homosexuales atraídos por adolescentes. De todos los curas implicados en casos de este tipo, entre el 80 y el 90 por ciento pertenece a la minoría sexual que practica la efebofilia, es decir, los que tienen relaciones con varones de los 11 a los 17 años».
Otra "perla" que nos regala dice: "esa «minoría sexual» se reduce a un porcentaje del clero católico que oscila entre el 1,5 y el 5 por ciento. Así respondía el portavoz de la Santa Sede a las críticas vertidas por un miembro de la Unión Internacional Humanista y Ética, Keith Porteous Wood, que acusó a la Iglesia de tapar los abusos a menores y de violar varios artículos de la Convención de Derechos del Niño.

En fin, parece ser que la cosa es "pecata minuta", pequeños detalles en los cuales los enemigos-supuestos- de la Iglesia se fijan como si no hubiera otras cosas más importantes. Se hace una rebaja del asunto. No se hila fino y sí gordo cuando interesa. Pero si es la conciencia de los ciudadanos y de los propios cristianos entonces lo mínimo es máximo. Falta humildad, autocrítica y regeneración en esta clase religiosa y yo creo que como dice el rabino Joseph Potasnik, jefe de la Junta de Rabinos de Nueva York, «La tragedia comparada es un camino peligroso que hay que recorrer. Todos tenemos que mirar dentro de nuestras propias comunidades. El maltrato infantil es pecaminoso y vergonzoso, y debemos expulsarlos de inmediato de nuestro medio». Amén.

NOTA: Leo en la prensa de hoy lo del sobrino de Mitterrand, ministro de Sarkozy y defensor de Polansky lo que escribe en su libro La mala vida y que ahora trata de desmentir. En su capítulo más polémico del volumen, del que vendió 180.000 ejemplares, el ministro, de 62 años, relata en primera persona su visita a un prostíbulo de Patpong, el barrio rojo de Bangkok, y su encuentro con un muchacho tailandés. Uno de los pasajes reza así: "He cogido la costumbre de pagar chicos [...] Evidentemente, he leído lo que se ha escrito a propósito de esos chicos de Tailandia, he visto muchos reportajes [...] sé lo que hay de inconsciencia cuando no de avaricia en la mayor parte de las familias, las montañas de dinero que esto genera cuando los muchachos no se quedan más que las migajas, los detalles sórdidos de todo este tráfico [...] no dejo de pensar en eso, lo que no me impide volver. Todo ese ritual de feria de efebos, de mercado de esclavos, me excita enormemente".
En fin, de efebófilos o de pedófilos ya está bien de basura sean tanto religiosos o políticos.

1 comentario:

Zaramedo dijo...

No demos vueltas a las cosas. Lo que está mal está muy mal sobre todo si es en instituciones u organizaciones que se precian y presumen de honradez y honestidad y se creen depositarios de lo divino y de lo humano...Mal, mal y muy mal.