MIS LIBROS

Primer día de diciembre. Lluvia tras los cristales. Estoy ordenando mis libros con el tiempo de la jubilación . Libros de ayer y de hoy, libros de estudio y formación, jóvenes ayer y hoy, como yo, maduros; libros de ciencias o letras, de ensayo o poesía, de consulta y entretenimiento simple: hay un poco de todo. Unos los he recolocado, otros expurgado y algunos, los menos, eliminado. Recolocarlos supone un ejercicio de reflexión y de recuerdo: veo sus títulos, toco sus tapas y paso sus hojas y percibo su olor, sus anotaciones al margen o subrayados personales que traen a la memoria tiempos de infancia y juventud, de ilusiones y de compañeros. Otros los expurgo: bueno expurgar es tachar o eliminar algo, pero yo aquí lo interpreto como poner en un segundo o tercer plano. Son libros que tengo duda sobre su valor pues aún tienen algo que no me permite deshacerme, por ahora, de ellos. Y por último, elimino algunos, mejor los envio a la zona azul de reciclaje. Pero en esta ocasión m he parado en aquellos que recuerdan mi época de estudiante: de distintas áreas, de ciencias unos, de letras otros. Pero especialmente me he vuelto a encontrar con una vieja afición: la poesía. En mi juventud y adolescencia me gustaba la poesía y conservo de aquella época varios ejemplares con sus hojas ya un poco mustias, otoñadas y las portadas con esas lunares que indican como en las personas el paso del tiempo. Me apetece copiar e incluir aquí alguna poesía de ayer y de hoy y quizá de siempre.
I
Todo el otoño,rosa,
es esa sola hoja tuya
que cae.
Niña, todo el dolor
es esa sola gota tuya
de sangre.

II
¡La otra tarde, se ha llevado
el viento más hojas secas¡
¡Qué pena tendrán los árboles,
esta noche sin estrellas¡
He entreabierto mi balcón:
-La luna camina muerta,
sin luz de besos ni lágrimas,
amarilla entre la niebla.-
Y he acariciado los árboles,
con miradas de terneza
que les van abriendo hojitas
verdeluz de primavera.
¿Es que están soñando, así,
con sus pobres hojas secas?
Yo les digo: "No lloréis;
vendrán con las hojas nuevas".
Y como insiste en llover, aquí más "lluvia de otoño":




III
...El agua lava la yedra;
rompe el agua verdinegra;
el agua lava la piedra...
Y en mi corazón ardiente,
llueve, llueve dulcemente.

Está el horizonte triste;
¿el paisaje ya no existe?;
un día rosa persiste
en el pálido poniente...
Llueve, llueve dulcemente.

Mi frente cae en mi mano.
¡Ni una mujer, ni un hermano!
¡Mi juventud pasa en vano!
-Mi mano deja mi frente...-
Llueve, llueve dulcemente.

¡Tarde, llueve; tarde, llora;
que, aunque hubiera un sol de aurora,
no llegaría mi hora
luminosa y floreciente!
Llueve, llora dulcemente.

ANTOLOGÍA POÉTICA DE J.R.J.