1) La vida, la salud y la enfermedad se pueden explicar mediante moléculas, aunque «los números de la vida» rompan todos nuestros esquemas. En cada molécula, tres mil millones de unidades químicas «y en nuestro cerebro, al nacer, cien mil millones de neuronas, tantas como estrellas hay en nuestra Vía Láctea».
2) Hubo un tiempo «en que no existía la enfermedad, solo caos. Fue hace más de trece mil millones de años. Nuestro planeta se forma hace unos 4.500 millones de años, y entonces tampoco había enfermedades».
3) Pero algo extraordinario ocurrió un poco más tarde. Hace 3.500 millones de años se formó una célula primitiva «y apareció el mundo unicelular, clónico e inmortal... y también muy aburrido». Y cuando una célula fue capaz de unirse a otra y compartir vida. De eso hace «sólo» 700 millones de años. Anteayer en el capítulo de la evolución biológica... «Los corazones empezaron a latir, las heridas a cicatrizar y las neuronas a regenerarse», pero los nuevos modelos de vida trajeron consigo «las imperfecciones de la pluricelularidad». La enfermedad.
4) «Para que la vida exista tuvo que inventarse la muerte. Por eso las células saben que tienen que morir antes de replicarse como material dañado. Tan importante es que las células mueran a tiempo que, si no fuera así, mi médula ósea pesaría dos toneladas, no habría podido subir las escaleras del RIDEA y no hubiera sido posible esta conferencia», ironizó López Otín.
Extraordinaria conferencia que con los recursos didácticos de cincuenta diapositivas nos presentó el bioquímico Carlos López Otín con ocupación total en el salón de actos del RIDEA y entusiasmo dell público en su conferencia titulada «Una mirada a la medicina en la era genómica», organizada por el Instituto Oftalmológico Fernández Vega. Una charla que sirvió para hacer balance de 23 años de trabajo en la Universidad asturiana.
Células de la leucemia y su parecido al cuadro de Van Gogh. |
5) La lógica molecular existe, pero otra cosa es llegar a entenderla. Otín repasó la historia. O, mejor, ese último tramo de la era genómica que comienza hace apenas 60 años «cuando se descifra por vez primera la estructura de nuestro material genético». La estructura de la vida, «ese verso interminable del que hablaba Gerardo Diego». Y los secretos de la vida, la herencia molecular.
6) «Pero sin olvidar que exactamente las mismas reglas que dirigen el comportamiento de la materia humana, dirigen también el de un ratón, un gusano o un guisante». Quizá por eso los genomas se parecen tanto. El del ser humano y el del chimpancé comparten el 99% de la materia. «Pero si somos tan parecidos -planteó Carlos López Otín- ¿por qué no somos cerdos o chimpancés? La respuesta es que casi con los mismos ingredientes tenemos una mayor plasticidad».
7) Progresamos, explica el bioquímico, no porque nuestro genoma evolucione de manera más rápida, sino por «las mutaciones culturales», pero este ser humano «capaz de tirarse desde la estratosfera a 39.000 metros y llegar a tierra sano y salvo» debe aceptar hoy por hoy «desconocer la causa de más de tres mil enfermedades hereditarias. Hay un enorme desequilibrio entre los grandes logros de la especie humana y el desconocimiento de muchas de las enfermedades» que le aquejan.
Nota del bloguero: tanta publicidad para un salto de 39.000 metros y tan poca para estas personas que en el silencio de sus laboratorios, con la precariedad de medios o al menos con la limitación que la sociedad les obliga luchan y se entregan para controlar ese mundo desconocido de las causas de más de 3.000 enfermedades que nos afectan… Lástima que no exista el video para su reproducción.
FUENTE: LNEENLACE: Biografía López Otín
ENLACE: Las células del cerdo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario