lunes, 24 de octubre de 2011

EL DRAGÓN Y LAS ZAPATILLAS


Unos amigos de Badajoz volvieron de China impresionados por la situación económica que este gran país determina y va a determinar en el futuro…Hablando de la proliferación de locales chinos en nuestras ciudades y la continua expansión desde las tiendas de cien a la creación de tiendas con ventas de prensa y revista o restaurantes y cafeterías más o menos sofisticadas y comentando la lenta pero progresiva expansión de su actividad comercial me refierieron que de un producto del que, por ejemplo, Brasil fabrica un millón de unidades, una sola fábrica china produce cuarenta millones; la calidad es equivalente y la velocidad de distribución, impresionante. Los chinos colocan cualquier cosa en el mercado en poco tiempo, a precios inferiores a los brasileños. Una fábrica china se trasladará a otra ciudad del país porque los salarios de la región en que se encuentran son muy altos: cien dólares al mes; un obrero brasileño gana unos trescientos. Al parecer, los trabajadores chinos están agradecidos de tener un empleo y hacen horas extras gratis.
Puede que detrás de todo esto esté la gran trampa china: no se trata de una estrategia comercial, sino de una estrategia de poder para conquistar el mercado occidental. Entonces China saca ventaja de la actitud de los comerciantes de occidente, que prefieren llevar la producción a países con mano de obra barata y se quedan solo con lo que le agrede valor, la marca. Difícilmente se puede comprar en las grandes redes comerciales de EEUU algún producto made in USA. Es todo made in China. Las empresas ganan riadas de dinero comprando productos a los chinos por centavos y vendiendo por dólares.
Mientras los occidentales ganan a corto plazo, China instala unidades productivas de alto rendimiento para dominar a largo plazo. Las grandes potencias se quedan con las marcas y el diseño. Los chinos, con la producción. Las gentes todavía miramos a las superficies chinas como subcomercios en los cuales se compran cosas útiles-desde escobas hasta bombillas o pilas,etc- pero que se necesita que funcionen aunque no tengan el valor de la etiqueta. Pero esto con la crisis va desapareciendo y la gente se fija más en la eficacia que en el diseño, en la duración que en la etiqueta fortalecida por la publicidad…Su expansión es lenta pero progresiva: a la consolidación de un pequeño bajo comercial se pasa a “el corte chino” con superficie cinco o diez veces mayor…
Pronto ya no habrá zapatillas deportivas que no sean chinas. Occidente alimentó un dragón y ahora es su rehén.
MAS DATOS:Cotizalia.
El comercialista.

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