sábado, 24 de abril de 2010

JOSÉ EMILIO PACHECO



EL SILENCIO

La silenciosa noche. Aquí en el bosque
No se escuchan rumores.
Los gusanos trabajan.
Los pájaros de presa hacen lo suyo.
Pero yo no oigo nada.
Sólo el silencio que da miedo. Tan raro,
Tan escaso se ha vuelto en este mundo
Que ya nadie se acuerda de cómo suena,
Nadie quiere
Estar consigo mismo un instante.
Mañana
Dejaremos la verdadera vida para mañana.
No asco de ser ni pesadumbre de estar vivo:
Extrañeza
De hallarse aquí y ahora en esta hora tan muda.
Silencio en este bosque, en esta casa
A la mitad del bosque.
¿Se habrá acabado el mundo?



POMPEYA
La tempestad de fuego nos sorprendió en el acto
De la fornicación.
No fuimos muertos por el río de la lava.
Nos ahogaron los gases. La ceniza
Se convirtió en sudario. Nuestros cuerpos
Continuaron unidos en la piedra:
Petrificado espasmo interminable.

BIOGRAFÍA
José Emilio Pacheco nació en la Ciudad de México el 30 de junio de 1939. Su obra fue reconocida muy pronto: desde la década de los cincuenta ya figuraba en antologías al lado de los grandes poetas de Latinoamérica. Estudió en La Universidad Nacional Autónoma de México. Además de haber publicado poesía y prosa y de ejercer una magistral labor como traductor, ha trabajado como director y editor de colecciones bibliográficas y diversas publicaciones y suplementos culturales. Dirigió, al lado de Carlos Monsiváis, el suplemento de la revista Estaciones; fue secretario de redacción de la Revista de la Universidad de México. Dirigió la colección Biblioteca del Estudiante Universitario. Ha sido docente en diversas universidades del mundo e investigador del INAH.

Entre su obra poética destaca: Los elementos de la noche (1963); El reposo del fuego (1966); No me preguntes cómo pasa el tiempo (1969); Irás y no volverás (1973); Islas a la deriva (1976); Desde entonces (1980); Trabajos en el mar (1983). Todos estos libros fueron reunidos bajo el título Tarde o temprano. (poemas 1958-200). Algunos de sus textos en prosa son: El viento distante y otros relatos (1963), Morirás lejos (1967), El principio del placer (1972) y Batallas en el desierto (1981). Ha recibido varios premios entre los que caben citarse: Premio Nacional de Lingüística y Literatura 1992 y el José Asunción Silva al mejor libro de poemas en español publicado entre 1990 y 1995.


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4 comentarios:

Desde mi realidad dijo...

Textos que causan impresión. Eso es bueno, que no dejen indiferente...

marcelino dijo...

La poesía nos sorprende siempre. Cada estrofa encuentra un ángulo antes no visto,una ventana a la que nunca nos habíamos asomado, un sentimiento que estando dentro de nosotros lo desconocíamos...y el poeta nos lo descubre, nos lo enseña: ahí lo tienes, está en tí...pero no lo sabias. Eso es poesía.
Salu2.

Siesp... dijo...

Imagino la de veces que te habrás parado a escuchar ese silencio de la noche en el bosque. No es silencia, es que se ha acabado el mundo.

Magnífico.

Saludos.

marcelino dijo...

El bosque es como el mar. Si atiendes a su sonido-cuando el aire mueve las hojas- es una cadencia similar a las olas del mar...Tienes razón:el silencio nocturno da serenidad pero también temor...Salu2.