miércoles, 21 de marzo de 2012

¡VIVA LA REPÚBLICA!

Leo a Blasco Ibáñez. Al pasar por la Biblioteca pública miro en las estanterías de novedades algunos de los libros que aún quedan por recoger. No son muchos, menos de media docena y me llama la atención el título de uno de ellos: ¡Viva la República! De Vicente Blasco Ibáñez y enseguida me vienen a la mente obras como Cañas y barro, Arroz y tartana, etc. Y la lectura de alguna de estas obras allá en los tiempos de estudiante y alguna obra más leída en tiempos posteriores y de las cuales rememoro buenas impresiones. También vienen a mi recuerdo series de televisión que en su día alcanzaron gran éxito y que también evoco con satisfacción. No abundan en los escaparates actuales de nuestras librerías los clásicos  ni en las bibliotecas que he frecuentado y dado que es miércoles, 21, y me viene a la mente los fastos de La Pepa, el pasado lunes 19, doscientos años cumplidos y segundo centenario así como el debate que está de actualidad de manera más o menos soterrado sobre Monarquía y República…Sin más pensarlo formalizo el préstamo y me lo devoro rápidamente...

El personaje de Félix Guzmán, el protagonista, nos lleva desde su primera lucha ante la ya vieja Inquisición hasta la recreación descriptiva de los acontecimientos de París y la revolución mostrando en compañía del personaje Camilo Desmoulins(y el militar alquilador de habitaciones llamado Napoleón Bonaparte) la sublevación del pueblo y la toma de la Bastilla, sus descripciones crudas y realistas derivadas de la información que Desmounlins le da y que el propio Guzmán vive y experimenta junto a Danton, Robespierre y todo el pueblo de París y Francia. Este Napoleón Bonaparte se presenta a Guzmán como arrendador casi arruinado de pisos parisinos y como teniente de artillería en situación pasiva y que no duda en mostrarse impresionado por las matanzas del 10 de agosto y lleno de horror por la guerra(él, que algún día debía quejarse de que las mujeres de Francia no le daban bastantes hijos para llevarlos a morir a todos los campos de batalla de Europa¡). El sangriento final con la frase “la república nos mata…viva la república” que más tarde habría de pasar por la “basura de un Directorio primero y después en la de un Imperio, que sólo fue una locura gigantesca”. Está claro que Félix Guzmán es el alter ego del autor y a través del mismo expresa su admiración por las ideas republicanas y por la lucha social en el país francés. Está claro que Vicente Blasco Ibáñez, el chico, el chaval pasaba sus días infantiles en la calle, junto al mercado central, por donde pululaban trabajadores de todo tipo, modestos industriales, zapateros, donde la gente sobrevivía a duras penas. Hijo de padres aragoneses, inmigrantes en Valencia, dueños de una modesta tienda de ultramarinos en un barrio popular de la ciudad levantina fue allí donde se forjó el rebelde ante el recuerdo de la primera república como lo hizo también Emile Zola en la vecina Francia… Como se dice en el prólogo-de Germán Gullón- la forja de su republicanismo tuvo dos ejes: por una parte, sus experiencias vitales en la familia-emigrantes y comerciantes(vamos, como los autónomas actuales) y en la calle, en la masa o colectivo humano en el que encontraba la gran riqueza de valores que habían salvado a España de la miseria en que sus monarcas del siglo XIX la habían sumido una y otra vez, empezando en Fernando VII que después de traicionar a sus padres se vendió a los franceses para recuperar el poder(que el pueblo esperanzado le devolvió) y que tras volver lo primero que hizo fue derogar La Pepa por que rechazaba la parte que decía que la soberanía nacional residía en el pueblo y que la monarquía era constitucional…
Una lectura que viene a la medida de nuestros días y de nuestro debate político y social.

ENLACES:
VICENTE BLASCO IBÁÑEZ 
LAS NOVELAS HISTORICAS OLVIDADAS
UNA DUDOSA CONSTITUCIÓN?

2 comentarios:

Corpi dijo...

Sin duda Blasco Ibáñez es uno de nuestros mejores escritores.

marcelino dijo...

Y lo actual que está su temática en estos días.Y su historia personal y política me parece estimulante. Salu2.