viernes, 17 de octubre de 2008

EL CARACOL


Soy de Oviedo. Del año 1944, nacido, criado y educado en la década de los 50 y años posteriores. Mis años de niñez son de postguerra, es decir, días en los que las cartillas de racionamiento existían, en los que Oviedo era una ciudad pueblo, pequeña, que en nada te plantabas en prados con vacas y casas de aldea: por Buenavista, por La Argañosa, por Lugones y Colloto, por San Esteban de las Cruces... En mi memoria aún recuerdo cómo los carros transportaban las mercancias a las tiendas y al mercado del Fontán: las manzanas, verduras, los abuelos, las tías, los primos y primas del pueblo y nos traían desde los panes hasta la leche; y las mantecas y las castañas que llenaban de olor otoñal nuestras calles hasta las cerezas de Asturias o el trigo de León. Cuando San Mateo o La Ascensión eran fiestas del campo en Oviedo y el Día de América en Asturias suponía la vuelta de nuestros emigrantes exitosos, con sus "aigas" o cuando Alfonso Iglesias insertaba las figuras de Pinín , Telva y Pinón como figuras populares para los niños urbanos pero que representaban al pueblo campesino o aldea ganadera que a través de aquel "sobrín" salían a la ciudad y al mundo. Recuerdo en mi casa humilde cómo se compraba La Nueva España todos los domingos y cómo a la vez que se aprovechaba el papel-tras su reiterada lectura- para todo: era papel para envolver, no pisar el pasillo recién limpiado o en el servicio. La primeras bibliotecas no fueron públicas y sí privadas: en nuestras casas los servicios eran lugares de relajada lectura... Luego las tiras de Pinín y sus Aventuras se coleccionaban junto con El Cachorro, El FBI o Capitán Trueno o Dumbo y ya para los más pudientes Supermán (cómics o tebeos más caros).


Oviedo olía a caballeriza y tenía sonido de cascabel. Los adoquines eran un lujo y la música de la Banda en el Bombé los domingos amenizaba y alegraba las vidas. Recuerdo cómo uno de los espectáculos mas admirados era ver surcar el cielo las avionetas de doble ala que giraban y giraban sin cesar el cielo por encima del teatro Campoamor y de la cúpula roja y preciosa de San Juan el Real... Yo me imaginaba escenas bélicas que quizá habían sucedido realmente no hace mucho tiempo. Y el cuartel de Santa Clara(hoy edificio de Hacienda) que era polideportivo (baloncesto, boxeo,etc.) y los garajes y las chatarrerías donde vendíamos el plomo o el hierro para comprar los primeros cigarrillos y fumarlos en los soportales de El Fontán, o alquilar las bicicletas para presumir en el Bombé o competir y luego reparar nuestro sudor en los caños del Caracol, de la fuente del Caracol...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo tambien soy del cuarenta y cuatro y recuerdo muy bien ese Oviedo donde aún no había semáforos, no existía la jirafa, la calle Foncalada era una caleya y por encima del Campo San Francisco y tras los Carmelitas todo era "prau": campo maniobras y carretera las Segadas, ruinas de Llamaquique y Campo de Buenavista(aún no Carlos Tartiere)...

Anónimo dijo...

Podrías recordar el Convento de Santa Clara(Cuartel de Policía), de Pumarín y Cuartel del Milán, de la calle Covadonga y de las boleras de Caveda, del biscuter y de los serenos... Todo antiguo ya.