domingo, 17 de noviembre de 2019

EL SOLDADO Y EL GATO

La vida del pueblo ruso durante el siglo XX - como la de Europa, en general - ha sido más que difícil.
Es la consecuencia que se obtiene tras la lectura (después de "alguna que otra") del libro Voces de Chernóbil de Svetlana Alexiévich lo que me ha llevado a reflexionar sobre los acontecimientos de la sociedad rusa durante todo el siglo pasado...

El siglo XX comienza en Rusia con el reinado del último zar de Rusia que finaliza en 1917 con su abdicación. El desgaste de la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial provoca el exilio a Ekaterimburgo del zar Nicolás II mientras Kerensky se instala en Moscú y el soviet en Petrogrado.A la vez que un tren hace llegar a Lenin desde Suiza.
Surge la Unión Soviética  en 1922, una sociedad comunista opuesta al capitalismo y a la propiedad privada y nace la URSS como la unión de las repúblicas socialistas de Rusia, Transcaucasia, Ucrania y Bielorrusia. Casi setenta años después, en 1991, se volverá a desintegrar en quince estados independientes. Los conflictos bélicos son una constante en la historia de Rusia. Del siglo XVI al XIX diez guerras por la salida al Báltico contra Suecia. Desde finales del siglo XVI hasta principios del XX doce guerras contra Turquía que tras la Primera Guerra Mundial y con la desaparición del imperio otomano Rusia se alía y ayuda a la creación de la moderna República de Turquía.
Diez guerras contra Polonia entre 1018 y 1939.
Contra Alemania tres grandes guerras dos de ellas mundiales.
Francia y Rusia estuvieron en guerra en tres períodos: guerra de 1805-1807, invasión francesa de Rusia de 1812 y la Guerra de Crimea.


Con Japón se dieron cuatro conflictos bélicos y tres contra China.
Como se puede ver una historia de guerras casi constantes. Algunos historiadores calculan unas 200 guerras entre 1240 y 1462. Entre los siglos XIV y XX calculan 329 años de guerra de tal manera que durante dos tercios de su existencia la constante fue una situación bélica
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"Recuerdo que un soldado perseguía a un gato. Cuando se acercaba al gato el dosímetro se ponía a zumbar como una ametralladora: clic, clic... Tras el gato, corrían un niño y una niña. Era su gato. El chico nada, pero la niña gritaba:"¡No se lo daré!". Corría y gritaba:"¡Corre, huye! ¡Escapa, cielo!". Y el soldado corría detrás, con una gran bolsa de plástico."

"Llegó una nube muy negra. Un aguacero. Los charcos se volvieron amarillos. Verdes. Como si les hubieran echado pintura. Decían que era por el polen de las flores. No corríamos por los charcos, sólo los mirábamos..."

"...Antes pensaba que nunca me moriría. Ahora, en cambio, sé que me voy a morir. Un niño estuvo conmigo en el hospital. Vádik Korinckov se llamaba. Me dibujaba pajaritos. Casitas. Y se murió. No tengo miedo a morirme. Te pondrás a dormir mucho, mucho tiempo y nunca te despertarás..."

El libro Voces de Chernóbil me produce sensaciones tristes pues me remite al sacrificio de las gentes sencillas y humildes, trabajadoras y confiadas en una fe en la vida que ésta no les corresponde a no ser con guerras, pobreza y calamidades... No es justo lo que se refleja en este libro, en estos niños, en aquellos soldados, en aquellas madres y padres que fueron a la estepa, blanca y helada, a las temperaturas bajo cero a resolver patrias y cumplir objetivos que ni para ellos ni para sus hijos se cumplían. Esos soldados y aquellas autoridades que despliegan sus soldados, sus tanques, sus estrategias bélicas ante un enemigo químico o que ocultan la verdad o miran para otro lado me produce tristeza. El penúltimo capítulo del libro Coro de niños acentúa ese sentimiento depresivo en el lector.
ENLACES:
Sociedad rusa un siglo después.
RUSIAXX
RUSIA7
Chernóbil:30 años después.

3 comentarios:

Naranco dijo...

La realidad es triste pero es. Y Chernóbil es un botón de muestra de lo que puede ocurrir en una futura guerra y también ante el deterioro medioambiental galopante.

Forcada y La Verde dijo...

Si es cierto que la historia del pueblo ruso es en el siglo XX un rosario de desdichas y calamidades en forma de guerras, deportaciones, persecuciones, etc. pero no muy distinta a la de otros países o naciones de este mundo tan inseguro e impredecible...No aprendemos de la historia aunque la conozcamos...Lo que no conocemos es la naturaleza humana.

El Fontán. dijo...

Los charcos se volvieron amarillos, verdes ... y no jugaban con los charcos... sólo los miraban. Es impresionante el número de anécdotas que la escritora nos trae a nuestra realidad para hacernos ver la "huella" del desastre de Chernóbil. Como la del soldado, el gato y los niños: dos realidades paralelas ante una misma situación. Un buen post.