sábado, 9 de noviembre de 2019

DOS BESOS Y UN PICNIC



La historia de los dos besos  y el picnic de Sopron viene a cuenta hoy día 9 de noviembre conmemoración de la caída del muro de Berlín. Esa historia y ese picnic fueron la antesala de una noche mágica.
Sus protagonistas no son femeninos y sí masculinos.


El primero se dio entre Erich Honecker, líder de la Alemania Oriental y Leónidas Breznev, de la Unión Sovíetica, en junio de 1979. 
El segundo fue en octubre de 1989. Se produjo entre Mijail Gorbachov y el mismo Honecker.

El primero fue considerado "el buen beso".
En aquellos años la Unión Soviética había conseguido de los Estados Unidos, tras renunciar a la carrera armamentística, establecer un área de influencia en la Alemania del Este (dividida en dos bloques entonces por el Muro de Berlín) y en los países del bloque de tal manera que Honecker logró una gran ayuda de Moscú de tal forma que realizó una serie de reformas económicas que llevó al país a un nivel de consumo que mejoró las condiciones de vida de la población.  La República Democrática Alemana y la Unión Soviética se necesitaban mutuamente pues la primera se convertía en la mayor defensa del comunismo (entonces ya cuestionado) y Moscú garantizaba la posible intervención militar en Alemania en el caso de alguna revuelta pues Honecker ya tenía muchos opositores y cada vez más y sobre todo alejaba la posibilidad de reunificación de las dos Alemanias.


El segundo fue "el mal beso".
Cuando Mijail Gorbachov llegó al poder la buena relación entre la Alemania del Este y Moscú se enfrió pues Mijail tenía como objetivo salvar a Rusia de la ruina económica y la orientación de la perestroika y de la glasnost suponía que la Unión Soviética renunciaba a imponer el régimen político en ninguno de los países del Este y cuando Gorbachov visitó Alemania Oriental en octubre de 1989 la ayuda de Moscú a Berlín se había enfriado. El beso fue protocolario, muy diferente del de hacía diez años.
Y después vino el picnic. 
En las afueras de la  ciudad húngara de Sopron/Hungría se había convocado una acampada para el 19 de agosto de 1989. Miles de "turistas" de Alemania del Este habían llegado a Hungría con la intención de pasar a Austria. El primer ministro Nemeth, reformista, había iniciado el desmantelamiento del sistema de seguridad de la frontera. Cientos de jóvenes y familias enteras acampaban frente al consulado de Alemania Occidental y otros en la Iglesia de la Sagrada Familia. Con cerveza y barbacoas celebraban relaciones de buena vecindad... y las autoridades de ambos países accedieron a dejar el paso de las fronteras  durante tres horas de tal manera que los participantes en el picnic pudieran experimentar la idea de una Europa sin fronteras.

El lugar del Picnic Paneuropeo, en cualquier caso, ahora está marcado por diferentes monumentos conmemorativos.En 2009, la canciller alemana Angela Merkel -quien nació en la hoy desaparecida RDA- visitó Sopron para conmemorar el 20 aniversario del evento.
Y este año Merkel repetirá la visita para marcar los 30 años de la aparentemente inocente celebración que marcó el inicio de la caída del Muro de Berlín y la Cortina de Hierro. 
FUENTES:




6 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo cierto es que fue un hecho histórico que se generó lentamente pero que su resolución resultó rápida y aparentemente sencilla. Recuerdo que los que entonces seguíamos las noticias por la tele y por los medios temíamos alguna reacción militar o disturbios de algún tipo que afortunadamente no aparecieron... fue como el que contempla un glaciar de enormes dimensiones y que aparenta una solidez total y de repente, como un flan, se diluye sin más...

Naranco dijo...

Un relato interesante que refleja como la presión de la sociedad va influyendo en decisiones políticas.

El Fontán dijo...

Bonito post y un título sugeridor de un acontecimiento que hizo historia.

Naranco dijo...

Un post muy adecuado: los gestos menores pueden ser la antesala de acontecimientos mayores en este caso históricos.

Plutarco3 dijo...

Besos y picnic: dos formas excelentes de transitar por la historia. Mejor Beso y Picnic que Guerra y Paz. Me parece...

Naranco dijo...

Bonito artículo que muestra cómo a veces la historia se resuelve de la forma más sencilla y humana.