viernes, 1 de noviembre de 2019

ORTEGA Y GASSET y LOS NIÑOS DE ESPAÑA

"Revolviendo" por internet me encuentro con el blog de -Jesús Mella- y el post Ortega y Gasset: para los niños españoles" en el que leo este texto escrito por el filósofo y ensayista madrileño:
El porvenir de España depende enteramente de vosotros los niños españoles. Y dentro de vosotros, niños españoles, depende enteramente de que aprendáis o no aprendáis una cosa. ¿Sabéis cuál? Esto que habéis de aprender y cultivar en vosotros exquisitamente, niños españoles, es lo que en mayor grado faltaba a nuestros padres y nuestros abuelos. ¿Sabéis qué es? ¡Ah!, una cosa que parece muy sencilla. Ésta: distinguir entre personas.

No ignoráis que con el ejercicio y el adiestramiento consigue el hombre perfeccionar incalculablemente su capacidad de distinguir. El pintor llega a notar la diferencia entre colores que a los demás parecen iguales. El músico distingue las más leves divergencias entre los sonidos. Para el que es catador de vinos, como lo fue el padre de Sancho Panza, no hay dos vinos iguales. La palabra "sabio" significó en un principio el que distingue de sabores.

Pues bien, la vida de una sociedad y más aún la de un pueblo depende de que sus individuos sepan bien distinguir entre los hombres y no confundan jamás al tonto con el inteligente, al bueno con el malo.



 Mirad: a la hora en que escribo esto para vosotros hay en España, desgraciadamente, muy pocos hombres inteligentes y de corazón delicado. Sólo esos hombres puros, espirituales, profundos y nobles podrían mejorar a la patria. Pero no logran que se les atienda.

Porque los españoles que ahora forman nuestra sociedad no saben distinguir entre hombres y, acaso de buena fe, creen que son inteligentes los que son más necios, que son buenos los que son más farsantes. Ya sabéis que hay enfermos de la visión los cuales ven grises los objetos azules. Una cosa parecida nos acontece hoy a los españoles: padecemos una perversión del juicio sobre personas. Se juzga inteligentes a esos vanos charladores que llaman "políticos". Se cree que es buen poeta, buen novelista, buen profesor el que más lugares comunes dice, el que mejor halaga al público repitiendo las tonterías que éste pensaba veinte años hace.

Y en tanto los mejores, los que verdaderamente valen son poco conocidos, nadie les hace caso o, tal vez, se les combate en todas formas.

¿Veis cuán importante sería que vosotros llegaseis a la madurez con una exquisita sensibilidad para distinguir entre el valer verdadero y el falso?

            A este fin yo os recomendaría, entre otras, cuatro reglas o criterios:

            1.ª No hagáis nunca caso de lo que la gente opina. La gente es toda una muchedumbre que os rodea  -en vuestra casa, en la escuela, en la Universidad, en la tertulia de amigos, en el Parlamento, en el círculo, en los periódicos. Fijaos y advertiréis que esa gente no sabe nunca por qué dice lo que dice, no prueba sus opiniones, juzga por pasión, no por razón.

2.ª Consecuencia de la anterior. No os dejéis jamás contagiar por la opinión ajena. Procurad convenceros, huid de contagiaros. El alma que piensa, siente y quiere por contagio es un alma vil, sin vigor propio.

3.ª Decir de un hombre que tiene verdadero valor moral o intelectual es una misma cosa con decir que en su modo de sentir y de pensar se ha elevado sobre el sentir y el pensar vulgares. Por esto es más difícil de comprender y, además, lo que dice y hace choca con lo habitual. De antemano, pues, sabemos que lo más valioso tendrá que parecernos, al primer momento, extraño, difícil, insólito y hasta enojoso.

            4.ª En toda lucha de ideas o de sentimientos, cuando veáis que de una parte combaten muchos y de otra pocos, sospechad que la razón está en estos últimos.

Noblemente prestad vuestro auxilio a los que son menos contra los que son más.”

Como comenta el autor del post este texto está dirigido a los niños españoles de la época de Primo de Rivera en una etapa de crisis universitaria y también de cansancio de la intelectualidad del nivel de Miguel de Unamuno, Gregorio Marañón o Giner de los Ríos... Aparte de los cuatro criterios he subrayado en negrita una parte del texto. ¿No os parece que en gran medida podría aplicarse a la situación actual de la política y la sociedad de 2019?
Creo que el pensamiento de Ortega y Gasset expresado en ese texto se puede aplicar a la realidad de este principio del siglo XXI. Similar a lo  que se produjo a principios del siglo XX.
 No creo que la historia se repita pero que hay elementos que parecen cíclicos, aunque "las circunstancias" sean diferentes, parece estar claro. Habrá que actuar sobre las circunstancias para modificar el desarrollo social y tratar de orientar o encarrilar situaciones políticas. A la consideración del lector lo dejo.


 Ortega y Gasset que vivía los problemas de su tiempo y que ningún tema de importancia le resultaba ajeno diría hoy lo que expresó cuando se apeó como diputado de la Segunda República: "No es esto, no es esto".

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Es precioso el pensamiento de Ortega y su implicación en el proceso educativo de la juventud para conseguir ciudadanos críticos y constructivos y como el proceso político muestra dificultades que se repiten de un siglo a otro.

Anónimo dijo...

Lo cierto es que el pensamiento de Ortega y Gasset es emotivo. Muestra su amor por la infancia y la responsabilidad de su formación adecuada. Esos consejos que se reflejan son válidos para hoy y para mañana. Sobre todo en un contexto social como el actual en que la desorientación y la incertidumbre parecen ganar enteros día a día.

Anónimo dijo...

Ortega siempre Ortega y Gasset. La educación y orientación de la juventud y su futuro en el desarrollo y evolución de nuestra España, hoy como ayer, es necesario recordarlos. Sobre todo teniendo en cuenta que la Educación se trata hoy como una herramienta más política que profundamente educativa. Es mi opinión anónima.

Anónimo dijo...

La etapa de Primo de Rivera cuando Ortega y Gasset escribió este texto recuerda a la nuestra de alguna manera: sobre todo en lo que supone la escasa influencia de la educación en la familia y en la sociedad y otro aspecto a considerar es la escasa existencia de la influencia de los llamados intelectuales al menos en lo que se refiere a su influencia social y su capacidad de moldear criterios y opiniones en los medios de comunicación actuales incluyendo claro está en Internet. También a considerar la escasa influencia de la Universidad española en toda la sociedad actual. Priva mucho más la opinión en " las redes" que en ningún otro foro...

Anónimo dijo...

Yo también digo No es esto, no es esto. Sobre todo después de haber leído este post y ver en la televisión el debate de los políticos de este país. No es esto lo que necesitamos. Un gobierno fuerte y que dialogue. La razón y su fuerte: el convencimiento. Pero esto me parece un imposible.

Anónimo dijo...

Qué bien sienta una relectura de Ortega y Gasset. Invito a quién lo desee a enriquecerse con su pensamiento. No se arrepentirá.Seguro.

Naranco dijo...

Se ve que los políticos en la época de Ortega y Gasset no conectaban con la realidad social y el filósofo lo advertía. Cosa que hoy en día los intelectuales apenas lo hacen. Falta crítica de pensadores y la influencia de los universitarios y de las cúpulas educativas e intelectuales es mínima. Todo lo absorbe el mundo de internet y lo que llaman redes sociales. Y respecto a la advertencia a los niños y su educación me parece que hoy tampoco se pone de manifiesto en el mundo educativo. Éste está desamparado ante la falta de ideales colectivos y sociales.