sábado, 13 de octubre de 2012

La evolución humana y Teotihuacán.

“La evolución humana tiene dos ejes: un eje es la evolución biológica y otro la evolución cultural.

Corresponden a dos clases de herencia-biológica y cultural- que se dan en el ser humano.
Voy a resumir el texto que explica la evolución cultural como un aspecto de la evolución del hombre. Por lo general pensamos que la evolución se refiere sólo al aspecto biológico. Pero no es así: la cultura es una parte de la evolución humana también. Y quizá como veremos no la menos importante. Y así tenemos el ejemplo de Teotihuacán. Camilo José Cela Conde y Francisco J. Ayala nos lo explican así:

"La herencia biológica es similar en el ser humano y en los demás organismos de reproducción sexual y se fundamenta en la información genética en forma de ADN de una generación a la siguiente a través de las células sexuales.
Pero además de la herencia biológica, los humanos pasamos a otros miembros de la especie una muy importante herencia cultural y consiste en la transmisión de información a través de la enseñanza y la imitación, al margen del parentesco biológico. La cultura se recibe no sólo de los padres, sino de todos los seres humanos con los que se entra en contacto. El mecanismo de transmisión no son las células sexuales, sino la comunicación directa, oral o gesticular, o la indirecta, los libros, la prensa, la radio y la televisión, el cine y el teatro, y, en general, cualquiera de los medios de comunicación. La cultura nos permite acumular y transmitir experiencias y conocimientos a través de las generaciones, algo que les es imposible a los demás animales. Nuestro Ortega y Gasset lo expresó al afirmar que “nuestra mayor ventaja sobre los animales consiste en que poseemos “memoria social”, además de la memoria individual que tenemos en común con ellos. Lo que llamamos cultura habrá que entenderlo como todo lo que la humanidad conoce o hace como resultado de haberlo aprendido de otros seres humanos…
La cultura la entendemos dos dimensiones: individual y social. Por una parte están las ideas, los hábitos, actitudes, preferencias, valores y creencias de cada uno. Por otro, los resultados públicos de la actividad mental humana: la tecnología y sus productos, como edificios, carreteras, automóviles y aviones; los conocimientos científicos y humanísticos; la literatura, la música y las artes plásticas; los códigos de leyes y las instituciones sociales y políticas; las normas morales y las tradiciones religiosas. Es lo que Richard Dawkins llamó “memes, es decir, a los componentes que existen en las mentes de los humanos de esa cultura...”Y como entiende Popper, la cultura debe entenderse tanto los componentes mentales de los individuos como sus productos públicos.
No estaría mal recordar la teoría de Karl Popper. Según este autor la realidad contiene tres elementos. El Mundo 1 formado por las realidades físicas, como son los continentes, las plantas, los planetas y las estrellas, y nuestro propio cuerpo y cerebro. El Mundo 2 lo forman las realidades mentales como las ideas, hábitos y creencias(los memes de Dawkins). El Mundo 3 coincide con los productos públicos de la mente y de la actividad humana como las ideas expresadas en los escritos científicos o literarios, en la música y el arte, en la arquitectura e ingeniería.
Supongamos que la humanidad actual desaparece sin dejar descendientes; el Mundo 2 habría desaparecido con ella pero no así el Mundo 3. Unos posibles visitantes de otros planetas podrían descubrir las ideas expresadas en escritos o reflejadas en las obras de arte y la tecnología. Las ruinas de Teotihuacán contienen unos códigos que no hemos sabido descifrar correspondientes a una civilización responsable de la construcción de la ciudad mejicana. Pues bien, sabemos que allí figura un mensaje procedente de un pensamiento humano aunque los humanos que albergaron ese pensamiento ya no existan.”

Qué interesante, verdad. Un libro para tener: La piedra que se volvió palabra. De Francisco J. Ayala y Camilo José Cela Conde.

FUENTE: De la biología a la cultura/La piedra que se volvió palabra.
Los tres mudos de Karl Popper

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