martes, 17 de marzo de 2020

QUÉDATENCASA: EL CRONISTA DE UN VIAJE

Para protegerse de la confinación que nos obliga el coronavirus un viaje de circunvalación a la tierra no está mal y una evasión al siglo XVI tampoco.
Leyendo La ruta infinita de Calvo Poyato me llamó la atención de un personaje secundario que aparece ocasionalmente citado pero que despertó mi curiosidad pues en ningún momento pensé que entre aquellos tripulantes pudiera haber alguno que hiciera la labor "periodística" como "cronista" de un viaje con la complejidad de su proyecto, organización, patrocinadores y variada tripulación tanto en sus oficios como en sus procedencias...Ese personaje es Antonio Pigafetta, el hoy reconocido como cronista del viaje de Magallanes y Elcano.


Pigafetta tomó notas durante todo el viaje desde agosto de 1519 hasta septiembre de 1522. Estas notas las tituló así: "Relazioni in torno al primo viaggio di circumnavigazione. Notizia del Mondo Novo con le figure del paesi scoperti." Como se puede ver se publicó en italiano hacia 1524. Nació y murió en Vicenza(1490 y 1534).
En 1519 llegó a España y se puso a disposición del Emperador Carlos V y conociendo a Magallanes le ayudó a la preparación y realización de la expedición a las Molucas. En la isla de Cebú o Mactán participó y fue herido en la batalla en la que Magallanes fue muerto:«un isleño consiguió herir al capitán en la cara con una lanza de bambú. Desesperado, este hundió su lanza en el pecho del indio y la dejó clavada. Quiso usar la espada, pero solo pudo desenvainarla a medias, a causa de una herida que recibió en el brazo derecho... Entonces los indios se abalanzaron sobre él con espadas y cimitarras y cuanta arma tenían y acabaron con él, con nuestro espejo, nuestra luz, nuestro consuelo, nuestro guía verdadero. Cuando lo hirieron, se volvió muchas veces para comprobar que estábamos todos a salvo en los barcos»... 
He leído en PDF este documento-crónica del  viaje que es una verdadera delicia. Este Enlace os lo facilita: Redmundialmagallánica.

En el libro tercero nos relata:
(Es el octubre 1525): "El sábado 26 de octubre, al anochecer, costeando la isla de Biraham- Batolach, sufrimos una borrasca, durante la cual recogimos velas y rogamos a Dios que nos salvase. Vimos entonces en el tope de los mástiles a nuestros tres santos, que disiparon la oscuridad durante más de dos horas: San Telmo en el palo mayor, San Nicolás en el de mesana y Santa Clara en el trinquete. En reconocimiento de la gracia que nos concedieron, prometimos a cada uno un esclavo, y les hicimos ofrendas. "
En otro momento nos relata:
"Con viento en popa navegamos hacia la isla de Mallua, bastante elevada, en donde anclamos. Los indígenas de esta isla son salvajes, más parecidos a bestias que a hombres, antropófagos, y van desnudos, con un trocito de corteza de árbol tapándoles las partes sexuales; pero cuando van a combatir se cubren el pecho, la espalda y los costados con pieles de búfalo adornadas con corniolas y colmillos de cerdo.En una palabra, son los hombres más feos que encontramos durante todo nuestro viaje."
En Diario de a Bordo encontramos un relato más sencillo y rápido de leer pero muy interesante.
Y Pigafetta termina así:

8 y 9 de septiembre de 1522— Llegada a Sevilla, — El lunes 8 de septiembre echamos anclas junto al muelle de Sevilla y disparamos toda la artillería. El martes saltamos todos a tierra, en camisa y descalzos, con un cirio en la mano, y fuimos a la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria y a la de Santa María de la Antigua, como lo habíamos prometido en los momentos de angustia. 
Elcano y la tripulación de la nao Victoria desembarcan en Sevilla, con velas encendidos en la mano, para ir a las iglesias de Nuestra Señora de la Victoria y Nuestra Señora de la Antigua, en acción de gracias, después de haber completado la primera vuelta al Mundo (8 de septiembre de 1522). Los individuos de la dotación de la nao que llegaron con ella a Sanlúcar de Barrameda dos días antes, fueron los siguientes:

Capitán, Juan Sebastián de Elcano. Guetaria.
Piloto, Francisco Albo. Axio. 
Maestre, Miguel Rodas. Rodas.
Contramaestre, Juan de Acuario. Bermeo
Merino, Martín de Yudícibus. Génova.
Barbero, Hernando de Bustamente. Mérida.
Condestable, Aires.
Marineros: Diego Gallego, Nicolás de Nápoles, Miguel Sánchez de Rodas, Francisco Rodríguez, Juan de Huelva y Antón Hernández Colmenero.
Grumetes: Juan de Arratia, Juan de Santander y Vasco Gómez Gallego.
Paje, Juan de Zubileta.
Sobresaliente, Antonio Lombardo; Antonio Pigafetta, Vicenza.

Vinieron también con ellos varios de los trece indios que embarcaron en Tidore.

Desde Sevilla fui a Valladolid, donde presenté a la sacra majestad de don Carlos V, no oro ni plata, sino algo más grato a sus ojos. Le ofrecí, entre otras cosas, un libro, escrito de mi mano, en el que día por día señalé todo lo que nos sucedió durante el viaje. Dejé Valladolid lo más pronto que me fue posible y llegué a Portugal para relatar al rey Juan lo que había visto. Pasé en seguida a España, y luego a Francia, donde regalé algunas cosas del otro hemisferio a la regente, madre del cristianísimo Francisco I. Regresé, por fin, a Italia, donde me consagré para siempre al excelentísimo e ilustrísimo señor Felipe de Villiers l’Isle-Adam, gran maestre de Rodas, a quien también entregué el relato de mi viaje. 
El caballero Antonio Pigafetta.

FUENTES:

1 comentario:

Anónimo dijo...

Personaje interesante y no muy conocido peroseve que ya en el siglo XVI ya había buenos cronistas.