domingo, 1 de febrero de 2009

UN LIBRO MUSICAL

Teléfono roto de Dalí.
Acabo de leer el libro de mas de ochocientas páginas EUROPA CENTRAL de William T. Vollmann. Interesante y extenso presenta de forma especial el ambiente de la Europa de la Segunda Guerra Mundial y especialmente a sus personajes: el teléfono negro los convoca y los une a un lado y otro del mismo; "el sonámbulo es todo ojos; el realista todo oídos; su apareamiento forma el teléfono". Uno es el Hitler, otro Stalin y de fondo las relaciones de sus subordinados, los jóvenes soldados sacrificados en las distintas Operaciones; el amor y el odio de unos y otros; el servilismo y la traición en todos los casos y las historias de amor entre hombres y mujeres. Todo ello envuelto y atravesado por las notas musicales de Sostakovich y el cineasta Roman Karmen. Y la mujer con su protagonismo anónimo unas veces y personal en otro: como Fania Kaplan con Stalin o Krúpskaya con Lenin. Mujeres y figuras de sus partidos. La segunda educadora y creadora de un sistema de bibliotecas público. O la Rosa de Luxemburgo, polaca y teórica del marxismo. Otra mujer Kathe Kollwitz, pintora, escultora y artista gráfica alemana que representa en sus obras la guerra y la muerte. O Elena Konstantinovovskaya y el músico Sostakóvich que construye su música según los avatares de la Europa Central. Desde la legión Condor en España y la operación Barbarroja, desde la invasión de Polonia o la Rusia, Leningrado... La lectura, a veces, puede resultar pesada pero la recreación de las situaciones, la riqueza de datos, la imaginación incorporada (como indica el autor al final) partiendo de los personajes reales hacen un libro muy interesante. Para leer sin prisa.
Ponemos un ejemplo de la música de Shostakóvich:


Su música es maravillosa pero algunas piezas como la Sinfonía nº7/Leningrado está compuesta con sentido satírico indicando la no aceptación de la toma por Hitler de Rusia y en concreto de Leningrado. Era la forma de protestar el músico sobre la invasión de los fascistas. Recordar que también Stalin le rechazó la propuesta musical para himno nacional.


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