sábado, 22 de noviembre de 2008

CARACOL (III): La Estación del Norte.






El otro día paseando la recién estrenada jubilación por la Losa de los Ferroviarios recordé con un antiguo compañero de aventuras infantiles y juveniles nuestras aventuras por la Estación del Norte, por el puente de Pumarín y Estación de Económicas y la del Vasco con su enormes escaleras a Jovellanos y sus pinturas y su girador de máquinas que yo nunca me cansaba de ver. Lo hacía desde mi casa en Santa Clara-por la ventana de atrás desde la cual oteaba hasta la Fábrica de la Vega y los prados del Cuartel de Milán. Aún tengo en mi mente aquellas máquinas humeantes, semicubiertas por una nube de vapor y chorros del mismo entre los radios de las enormes ruedas. Imagino aquellas primeras locomotoras verdes, eléctricas, que por su masa y volumen nos impresionaban. Especialmente a los maletillas con sus carros de mano y su gorra cargando las maletas de los viajeros y los carretillos ante la fachada como vehículos de transporte habitual. El tren supuso para el niño de ciudad un cambio casi insensible y quizá no tan traumático como el de Adiós Cordera. Más tarde el tren se hizo de cercanías y ya habitual para ir a la playa o para traer estudiantes y amigos a estudiar o llevarnos a las cuencas mineras o a Gijón y a toda Asturias en el estreno de nuestra actividad profesional de enseñantes. Entonces conocimos el primer tren de Asturias, el Gijón-Pola de Laviana. Y surge en nuestra mente el tren de Fábrica Mieres a Quirós que pasaba por delante de las casas de mis abuelos allá en el campo- hoy la senda del Oso en Proaza y Quirós. Luego con los trenes de reyes-los ibertrenes- los disfrutamos en casa padres e hijos.Aún hoy tienen un rincón en la casa.

2 comentarios:

Daniel dijo...

Los trenes eran unas maquinas fascinantes, cuando eramos niños y tambien ahora. Y las estaciones de ferrocarril un lugar imprescindible en la vida social de una ciudad.

mariano santiso dijo...

Marcelino te agradezco las fotos de las estaciones.Soy Ferroviario, hijo , nieto y bisnieto de ferroviario.
Mi padre se jubiló como jefe de estación de Oviedo en 1982 y vivimos en la C/Uría en la estación desde el año 71 al 84 nuestra casa era la de las ventanas que están al lado del Reloj.