domingo, 14 de enero de 2018

PARA VIVIR ES NECESARIO MORIR...

No lo digo yo. Lo copio y lo pongo en la entrada de este post. Y es cierto, muy cierto. Cumplir años es morir el año anterior y vivir el nuevo... Eso es el cumpleaños. Pero yo no soy poeta. Pero puedo leer la poesía de los poetas... Y coger prestados sus versos para adaptarlos a mis sentimientos y emociones. O no sé si son los poetas los que sacan de nuestras entrañas esos sentimientos y esas emociones que nosotros no sabemos expresar... Por eso considero a los poetas como los curanderos, los médicos o doctores excelsos que nos extraen de lo mas hondo de nuestras uvas el zumo del vino más entrañable, la esencia de nuestro sentir y de nuestro ser... Recordar a Ángel González, todavía no titulado "hijo predilecto de Oviedo", es obligación y sobre todo devoción.

CUMPLEAÑOS

Yo lo noto: cómo me voy volviendo
menos cierto, confuso,
disolviéndome en aire
cotidiano, burdo
jirón de mí, deshilachado
y roto por los puños.
Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!

Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.

PORVENIR
Te llaman porvenir
porque no vienes nunca.
Te llaman: porvenir,
y esperan que tú llegues
como un animal manso
a comer en su mano.
Pero tú permaneces
más allá de las horas,
agazapado no se sabe dónde.
… Mañana!
Y mañana será otro día tranquilo
un día como hoy, jueves o martes,
cualquier cosa y no eso
que esperamos aún, todavía, siempre.

Para disfrutar de su poesía te remito a esta dirección:http://www.poesi.as/Angel_Gonzalez.htm
En 1985 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las letras, y en 1996 el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. En este mismo año fue elegido miembro de la Real Academia Española.
Ángel González

Oviedo, 6 de septiembre de 1925 – Madrid, 12 de enero de 2008

“Nací en Oviedo en 1925. El escenario y el tiempo que corresponden a mi vida me hicieron testigo –antes que actor- de innumerables acontecimientos violentos: revolución, guerra civil, dictaduras. Sin salir de la infancia, en muy pocos años, me convertí, de súbdito de un rey, en ciudadano de una república y, finalmente, en objeto de una tiranía. Regreso, casi viejo, a los orígenes, súbdito de nuevo de la misma Corona.

Zarandeado así por el destino, que urdió su trama sin contar nunca mi voluntad, me resigné a estudiar la carrera de Leyes, que no me interesaba en absoluto pero que tampoco contradecía la costumbre, casi norma de obligado cumplimiento (“todo español es licenciado en Derecho mientras no se demuestre lo contrario”), a la que se sometían en su mayor parte los jóvenes de mi edad y de mi clase social –clase media, transformada en mi caso, como consecuencia de la guerra civil, en muy mediocre.
Larga y prematuramente adiestrado en el ejercicio de la paciencia y en la cuidadosa restauración de ilusiones sistemáticamente pisoteadas, me acostumbré muy pronto a quejarme en voz baja, a maldecir para mis adentros, y a hablar ambiguamente, poco y siempre de otras cosas; es decir, a l uso de la ironía, de la metáfora de la metonimia y de la reticencia. Si acabé escribiendo poesía fue, antes que por otras razones, para aprovechar las modestas habilidades adquiridas por el mero acto de vivir. Pero yo hubiese preferido ser músico –cantautor de boleros sentimentales- o tal vez pintor. Fui, en cambio, funcionario público. En 1970 vine por vez primera a América –México y EE. UU.-, y empecé a quedarme por ese continente a partir de 1972 (profesor visitante en las universidades de New Mexico, Utah, Maryland y Texas). En la actualidad, enseño literatura española contemporánea en la Universidad de New Mexico.”
(en Palabra sobre Palabra Seix Barral Los Tres mundos)  
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